(Este cuento lo escribi en noviembre del 2004 y originalmente fue publicado en dos partes en mi blog)
"Donna Helena empezó a llorar
Sola en ese coche, lamiendo su sal
por un momento se olvido de la verdad
que todo lo que toca se le esfuma, se le esfuma, se le esfuma...
Hay un acuerdo de brujas en Gibraltar
que todo lo perpetuo deberás matar
cuerpo sobre cuerpo y cuerpo sobre el mar
el mar de los caídos sobre Donna Helena"
La Balada de Donna Helena (Fito Paez)
Negro
La oscura carretera se extendía ante mi, luces altas y el radio sin encontrar una emisora, al fin algo pero el es el estúpido de las noches que habla como si fuera interesante... "Careless Whisper" de Wham... por favor, no puedo soportar tanta azúcar esta noche.... un CD... el que salga... si, Jamiroquai.
Pronto estaba oyendo "The Return of the Space Cowboy", sola estaba la carretera, negra y solitaria... luces altas y seguía la linea amarilla... de repente alguien... un automovil negro sin luces de parqueo y una mujer ante el capó abierto, largas piernas, piel canela, cabello largo a la cintura... imposible era no parar.
- Buenas - dije desde mi Allegro
- Eh si... buenas... mi carro, no se que le paso... - dijo ella preocupada, pero cuando me miro sentí un golpe en mi sien, sus ojos oscuros me traspasaron y sus dientes brillaron como las estrellas en esa noche.
Me baje a ayudarla, como no? pronto descubrí que el motor estaba fundido...
- Se te recalentó? - le dije mirándola de nuevo, ella permanecía a mi lado y me miraba de una manera extraña, como midiéndome, como esperando algo
- No se, boto humo y ya... - contesto ella sonriendo, era la mujer mas hermosa que había visto en mi vida, minifalda negra, zapatos bajos, pero ella de mi alto, cabello mas negro que la noche... hermosa, pero terrible, pensé.
- Creo que necesitaras una grúa, te podría llevar hasta la ciudad y buscar una grúa, pero te saldrá caro - le dije
- No importa, tengo dinero - dijo ella, mientras yo pensaba que era casada de seguro
- O podemos llamar a alguien... no se, a tu esposo - dije
- No soy casada y no soy de aquí - dijo, y claro, ese acento era raro, tal vez española debía ser, pero no supe identificarlo
- De donde? - le pregunte
- De lejos - dijo y sonrió... esa mirada nuevamente.
- ... bueno, vamos - le dije casi balbuceante.
Blanco
- Como te llamas? - pregunte mientras le abría la puerta
- Helena - dijo y no pregunto el mio, no se lo dije.
Encendí mi carro y sonaba "Light Years" y empezamos a hablar, de lo divino, de lo hermoso y de lo terrible, pronto la carretera se volvió mas larga pero no pensé en ello, solo la disfrute.
La miraba de reojo y en un momento ella puso la mano sobre mi hombro y empezó a acariciarme, me contó que estaba muy sola, que su tristeza sobrepasaba el tiempo y el espacio, que no era una persona buena, pero recibió un castigo terrible, exagerado decía.
Yo me sentía perturbado por la conversación, pero fascinado a la vez, me hablo de cosas que no entendí, en idiomas que apenas descifraba, de gente muy extraña, y me hablo de ella... de sus deseos reprimidos, de la incapacidad de tener una relación duradera a pesar de que ella quería, de su sexualidad inconclusa (así la llamo), de sus perversiones.
- Me deseas? - dijo de repente
Yo nervioso no atine a decirle nada
Ella me siguió mirando un rato, de repente con una mirada felina empezó a quitarse la ropa y vi su ropa interior, roja y preciosa... me empezó a besar el cuello, desordeno mi cabello y me desabotono la camisa, empezó a besar mis tetillas y la barriga, pronto llego a mi pantalón, soltó la correa y me bajo el pantalón, con incomodidad pues manejaba, bajo mi calzoncillo y tomo mi pene entre sus manos se quedo respirando sobre el un aliento caliente... me miro por ultima vez y empezó a chupar.
La sensación fue sublime, sentí que me chupaba la vida y el placer me consumía, trataba de manejar pero era imposible, no se cuanto tiempo duro, pero lo que duro fue el mejor tiempo de mi vida, descontrolado me vine dentro de su boca, con el orgasmo mas gigante que había podido tener y creo que grite... mi vista se puso en blanco, una luz blanca... me cegó, pero no me importaba, en ese momento celestial no.
Sentí como su boca abandonaba mi pene, pero seguía viendo luz blanca, de repente eran dos... las farolas de una tractomula que se nos venia encima.
Rojo
No podía respirar, me atragantaba en mi sangre, me apretaban los hierros retorcidos de lo que antes fue mi carro, agonizaba... mire al lado donde Helena debía estar, y no estaba, de repente algo aparto el timón del auto y abrió con gran fuerza la puerta, me sacaron... pero era tarde, sentía morirme y la sangre en mis ojos no me dejaba ver, alguien los limpio.
Era Helena, vestida de rojo sangre, ahora su cabello era rojo y parecía alborotarse con el viento que no sentía, sus ojos brillaron del mismo color y la vi llorar, una lágrima cayó sobre mi boca, era sangre y su linda cara se mancho...
- Lo siento... lo siento... - atino a decir mientras mi mundo se apagaba
Y así fue como me fui del mundo.
2 jul 2008
Donna Helena
Narró:
Jaime Diaz
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