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5 sept 2007

Nada mas que decir

Sangre y escremento a su alrededor, risas de incertidumbre, por otro lado llanto de felicidad, ella no conoce su nombre, mientras se repite el llanto ese llanto penetrante como la mirada de una mujer celosa, pero tan suave como la mirada de una abuela, en el exterior de aquel lugar , muerte enfermedad , odio mucho odio era lo que existia.

Desconsiderada y despiadada , como se le ocurrio a aquella mujer traer a este mundo a un hermoso angel como ella, solo para que aprendiera a llorar , a odiar, a esperar como la destruian, y lo peor a aprender a amar.

9 jul 2007

Manos Blancas.

…y la sangre tibia empapó su espalda ávidamente. Jamás sintió lo que corto su piel. El filo envuelto en seda hizo ruido de suspiro, que se perdió en los sonidos varios del carnaval de espejos.

La blanca mano de uñas vino desapareció danzando, cadente entre las telas colgantes y el gentío, dejando atrás el cuerpo enorme, lento y miserable; aferrándose al arroyo de su vida.

13 jun 2007

Las Hadas Compañeras...

Como todas las tardes desde que aquella niña le regaló el libro, Laura se encontraba sentada a la orilla del rio mirando las imágenes que adornaban sus páginas cuando las hadas compañeras decidieron hablarle.

Laura era una niña muy infeliz.

Todos sus días eran exactamente iguales.

Desayunaba, si a eso se le podía llamar desayuno, al salir el sol una hogaza de pan duro como la roca y debía salir de inmediato a pedir limosna en las calles del centro; no sin antes recibir sendos golpes de su padre mientras le advertía que hoy debía traer mas dinero que la noche anterior. Pasaba las mañanas vagando de aquí para allá huyendo de los gendarmes que la perseguían acusándola de ladrona cuando su verdadera intención era violarla en algún callejón oscuro; evitando ser arrollada por los carruajes ocupados por algún noble que quería salir rápidamente de esas callejuelas sucias y malolientes; mendigando un pedazo de fruta podrida en los puestos del mercado y poniendo su mejor, o peor, cara cuando recordaba que su padre la golpearía nuevamente al regresar a casa si no llevaba suficiente dinero.
Al entrar la tarde se iba al cruce de caminos a la entrada de la ciudad para intentar, junto con otras cuantas docenas de niños, conmover a los comerciantes que volvían del pueblo vecino con sus bolsas llenas de piezas de oro para que les arrojaran algo de dinero o al menos un poco de comida.
Por las noches regresaba a casa para entregar el dinero del día a su padre que, después de haber golpeado a su madre, se ensañaba contra la pobre Laura, tildándola de inútil y de haber robado mas de la mitad del dinero que le habían dado en el día.

Todos sus días eran exactamente iguales.

Pero su rutina había cambiado ligeramente desde aquel día en que de uno de los carruajes de los comerciantes una mano de una niña de su misma edad, pero mucho más afortunada que ella, le arrojó un libro repleto de imágenes.
Desde ese día Laura sacaba algo más de una hora todas las tardes para irse a la orilla del río y se tendía boca abajo en el pasto a pasar las paginas del libro y a mirar las imágenes que lo adornaban y a intentar armar una historia coherente basándose en ellas.

Todas sus tardes eran exactamente iguales.

Mientras miraba las imágenes del libro deseaba que algo de eso le ocurriera a su padre para que así dejara de golpearla.
Deseaba que el ángel de la espada de fuego lo cortara en dos.
Deseaba que el viejo del cuchillo lo apuñalara sobre aquella roca.
Deseaba que el mar se lo tragara como se tragaba esos carros y esos caballos.
Deseaba que se convirtiera en un bloque de sal como aquella mujer.
Deseaba que lo clavaran a una cruz como a aquel hombre de barbas.
Odiaba tanto a su padre.

Si, todas sus tardes eran exactamente iguales... hasta que las hadas compañeras decidieron hablarle.

Eran dos. Pequeñas y brillantes. Con sedosas y largas cabelleras. Olían a vainilla y sus alas producían un casi imperceptible zumbido. Y le hablaron. Le hablaron y la escucharon. Se condolieron de ella y decidieron hablarle para aconsejarla.
Escucharon sus penas, sus quejas y sus pesares. Escucharon sus odios y sus ideas. Miraron con ella las imágenes de aquel libro. La escucharon y le hablaron y la aconsejaron. Y con su pureza le hablaron al oido e intentaron sacar el odio de su corazon. Le explicaron que mas que odio su padre necesitaba ayuda. Ayuda y comprensión. Que él nunca había tenido amor y por eso no sabía como darlo. La aconsejaron y la hicieron entender que en el fondo su padre no tenía la culpa de su maltrato. Que la trataba así porque no sabía como más hacerlo. Que a él siempre lo habían tratado así.

Las hadas compañeras fueron de gran ayuda para Laura. Desde que hablaba con ellas odiaba menos a su padre e increíblemente este parecía odiarla menos a ella. El cambio de actitud de la niña generó un cambio de actitud en el padre. Si. Las hadas compañeras habían ayudado mucho a Laura. Ya no sentía odio por su padre. Había aprendido a aceptarlo tal y como era. Había gente que no sabía actuar de otra forma sino así.

Por eso Laura no sintió el más mínimo remordimiento cuando cerro de golpe el pesado libro aplastando así a sus dos hadas compañeras. No sintió remordimiento porque ella era así. Era hija de su padre. Y también llevaba la maldad en la sangre.

Hasta el final...

La noche iluminada por las cientos de estrellas que los veían
caminar por las calles de la ciudad, parecía mas bella, mas larga;
parecía mas una de esas pinturas donde todo es perfecto y el
momento se conserva para siempre en el país de los colores que
jamás perecerán.

Su idea de una noche romántica, eran velas, comida italiana en un
restaurante elegante y un paseo agarrados de las manos mientras conversaban acerca de sus planes para el futuro y discutian si la mascota de la casa debería ser un perro de raza French Poddle o un Husky Siberiano.

Se amaban, y se notaba. Ella lo miraba con ternura repasando cada una de las facciones de su rostro redondo y pálido; el la miraba de pies a cabeza recordando los momentos en los que la había hecho suya y suspiraba. Era la mujer perfecta en el momento perfecto.

Después de un largo paseo decidieron descansar un rato en una de esas banquitas de madera oxidadas, situada junto a un farolito que iluminaba el lugar con luz tenue. La ciudad estaba desierta, les encantaba así, era más fácil escuchar su respiración y con un poco de esfuerzo, podían hasta escuchar los pensamientos del otro.

Tomaron asiento y se se quedaron callados, silentes, absortos cada uno en su mundo de ideas y pensamientos. Sólo se miraban directamente a los ojos, hablando sin hablar. Se abrazaron, fundiéndose entre sentimientos que no podían explicar, haciéndose un solo cuerpo, una sola mente, un solo amor.

El aprovechó el momento y deslizó su mano sutílmente dentro del bolsillo de su larga chaqueta de cuero negro. Se apartó un poco y la besó en los labios; esos labios carnosos y bien delineados, esos labios que se habían convertido en su perdición. De repente ella emitió un ligero gemido y lo único que los separaba era un delgado hilo de saliva que se mantenía firme entre sus bocas.

Ella lo miró de nuevo e intentó articular palabras que se perdían en el silencio de aquella noche. Sin embargo, él sabía que la palabra que ella inutilmente queria decir era Gracias. Se acerco a
su oido y le susurró algo que quedará entre ellos dos para siempre, mientras ella se sumergía en el mundo de los muertos para no regresar jamás.

Se apartó de inmediato y retiró la navaja que había enterrado en su espalda. Unas gotas de sangre se escurrieron por sus dedos huesudos. Cerró los ojos y sin más preámbulos clavó la navaja esta vez en su propio corazón, le dió vuelta para asegurarse de que moriría desangrado
rápidamente y cayó de un golpe justo a los pies de su amada.

Era la mujer perfecta en el momento perfecto. Las estrellas iluminaban la noche oscura ayudando al farolito que se encontraba junto a la banca. A ella le gustaba repasar el contorno de sus labios con su dedo índice; a él le gustaba escucharla gemir mientras hacían el amor. Todo parecía tan perfecto, como en una de esas pinturas donde el amor se conserva para siempre en el país de los colores que nunca morirán.

12 jun 2007

Nunca es tarde...

Faltaban exactamente ciento sesenta y ocho horas. Las mismas que se iban a hacer eternas entre el ajetreo de los preparativos y la cabeza aún dando vueltas.

Habían pasado tres años. Que transcurrieron entre el sosiego que brinda la seguridad y el dolor de aquellos recuerdos. Todo había durado unos meses, sin embargo, habían sido los mejores meses de su vida. Ella se sentía cómoda, El encajaba en ella perfectamente. Sincronia total, como las olas del mar. Aún recordaba su olor a hombre, aquel que la
había conquistado y que cada vez que podía buscaba la manera de recordarlo. Ese mismo olor que le calentaba la sangre y la acumulaba en un solo punto de su cuerpo casi perfecto, que la seducia.

Se acercaba el gran día y no paraba de pensar. No se sentía capaz de dar este paso sin antes saber de él. Seguro sabía donde encontrarlo pero, no quería que la duda llegara en este momento. Momento esperado por todos, aunque para ella, era más una historia bien montada en donde la habían colocado sin querer.

Se decidió y lo vio de frente. Y es que le parecía que no habían pasado los años. Se miraron a los ojos y sin decir más, se abrazaron, se regalaron un beso que guardaba el mismo sabor de antaño, ansiosos, reconociéndose de nuevo, fundiéndose en un abrazo que les recordaba que
habían sido el uno del otro y que al final eran y seguían siendo uno solo.

Ella le contó que iba a unir su vida con el hombre perfecto, Él le contó que no había podido olvidarla pero que siempre había sabido que el pasado le hacía daño.

Ella le dijo que aquel hombre perfecto era un espejismo, para ella, siempre había sido Él su hombre perfecto.

Él le dijo que nunca había podido olvidar sus ojos tristes al verla partir, y que al mismo tiempo se le congeló el corazón, y la sangre que se derramaba de pasión por ella nunca más la volvio a sentir.

Revivieron muchos momentos juntos. Risas, llantos. Solo momentos.

Se despidieron, una despedida externa, porque internamente sabían que nunca iban a poder estar lejos el uno del otro. Ya fuera en esta vida, o en otra.

Y ese día llegó.Ella estaba hermosa, radiante ante los ojos de los demàs, pero sus ojos tristes delataban el sentimiento que su corazón sentía. Sintió de nuevo aquel frio en sus entrañas, igual que cuando lo esperaba cada tarde frente a la bahía.

Antes de la ceremonia se presentó ante Ella y en ese momento Ella se dió cuenta que era el momento de abandonar la historia que no le pertenecía y que nunca le perteneció. Que era el momento de vivir la suya propia.

Ahora son felices, Ella no supo que sucedió ese día, Él dejó todo por ella. Pero nada de aquello valía en realidad la pena si no hubieran vuelto a ser uno solo.

Mujeres

Lo único que le quedaba a ella de esa miserable noche eran las sábanas manchadas con su propia sangre y al cerrar los ojos un pequeño dulce, tal vez amargo, sabor en la boca.
Nunca entendió ni entenderá las ganas de Filiberto de hacerla suya, así sin preámbulos, a la fuerza, despojada de cualquier perjuicio,inerte, casi muerta, aterrorizada.

Si tan sólo supieras que con pedírmelo hubiéramos logrado la noche más romántica de nuestras vidas – repetía ella una y otra vez a su oído, susurrando entre sollozos.

Calla, Magnolia, Calla, no quiero lastimarte, estate quieta, no dolerá, no insistas, Magnolia, ya voy a acabar – Repetía Filiberto, sin entender,sin querer, tan sólo sabiendo que esa noche en esa cama ella a la fuerza, su fuerza de hombre iba a ser suya.

Unos meses más tarde, cuando lo único que le quedaba a ella de esa miserable noche eran las sábanas manchadas con su propia sangre y al cerrar los ojos un pequeño dulce, tal vez amargo, sabor en la boca, Magnolia entró a ese, el cuarto más hermoso de la Ciudad Sin Fin, lleno de rosas y oloroso a canela. Ella, Rosario, la más bella descansaba paciente sobre sábanas de seda.

Magnolia esperó, paciente en una esquina, con la ira casi rebosando sus ojos. Sus manos temblaban. Con el cuchillo en la mano, las lagrimas en los ojos, al descubrir que Rosario levemente despertaba, se abalanzó sobre ella, y sin dejarla respirar, sin ni siquiera dejarla suplicar y gritar, la apuñaleó hasta matarla…………

Rosario se había convertido a la mañana siguiente en la amante fantasma de Filiberto. Magnolia nunca pudo entenderlo, porque aquella noche si el se lo hubiera pedido, ella con más amor que el que ahora guardaba, le hubiera concedido la dicha de hacerla mujer. Ya sus sábanas no se lo recuerdan, ahora, sólo queda de aquella noche, las sábanas manchadas de sangre del cuerpo inocente de Rosario y al cerrar los ojos un dulce, y tal vez placentero, sabor en la boca.

11 jun 2007

Color a Chocolate

El General Díaz fue desterrado a Francia en donde lo aguardaban con los brazos abiertos.

Ya sin él, se desató una desenfrenada hambre de poder que recorría el país de norte a sur dándole a la sangre la facultad de teñir a la tierra del color que más le placiera. Hijos de un mismo pueblo apuñalándose, fusilándose, hiriéndose y matándose entre sí, ¿Cuál será el motor inhumano para matar a un hermano?

Eduardo estaba ahí, hambriento, mugriento, lleno de polvo y tierra, con la suciedad hecha costra y la sangre-viva, esperanza.

Guadalupe, con sus enaguas alzadas para poder navegar con mayor facilidad entre tantos cuerpos: unos tantos estaban vivos, otros, un tanto agónicos y otros muchos, muertos, iba en busca de un hombre del cuál ni siquiera sabía su nombre, recordaba sus ojos sólo por la noche que los tuvo muy de cerca frente a los suyos.

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Ya sin un objetivo claro por el cual luchar, con una falta de paz en el alma y una guerra abundante que se le veía en el cuerpo, Eduardo exhortó a un corazón herido a hacer un labor sobrehumano para seguir latiendo. Su cuerpo parecía estar untado con una sustancia color a chocolate, pero el aroma a muerte decía en sus notas que esa consistencia negruzca era la tierra de la que injustamente no somos dueños mezclada con una sangre que si es nuestra y que duele.

Entre gritos de agonía andaba Guadalupe, con la quijada firme y una entereza celestial. En el suspiro de sus ojos se podía ver la fortaleza de su alma y de su fe. Una mujer de corazón bravío y de sutil belleza, con un cuerpo labrado en fina madera, con el color fuerte y con el brillo resplandeciente. Su piel, sin duda, era caoba.

Guadalupe, en un evento casi milagroso, observó a aquél hombre con vida entre los muertos y sin pensarlo se dirigió a su lecho para estar con él, pues podría ser la última vez que lo sintiera.

Esa mujer, ahora si, con el alma hecha un harapo pero con el corazón desbordado como una máquina de vapor, se acuclilló al cuerpo de aquél hombre emborrachado de emociones y con una cierta destreza que sólo el amor puede dar, pasó su mano izquierda por debajo de la nuca de Eduardo, para sostener su cabeza y tenerlo más de frente.

El destino hizo justicia y una vez más los mostraba juntos, esta ocasión era el quién estaba entre sus brazos y asu total disposición. Sin oportunidad de evitarlo, Eduardo rompió en llanto como implorando perdón, ella no hizo más que limpiar y besar su frente en señal de perdonarlo.

Guadalupe, sacó el puñal que llevaba entre las enaguas y apuñaló sin misericordia hasta matar a aquél criminal que le destrozó la falda, la blusa y consigo, el corazón. Apuñaló con enfado hasta hacer los suficientes agujeros como para verter lo poco que le quedaba de sangre a aquél hombre que soñaba con una revolución que sólo le dio más hambre y más pena.

Antes de las Sombras.

La princesa Shaden y El Cinturón de los Doce Reinos.

De entre las nubes grises y espesas, salen cual flechas las puntas de las torres. Su imponencia siempre hacía a los viejos recordar a sus arquitectos y las manos que lo erigieron en aquellas épocas de más luz, cuando los doce reinos del norte donde -cada uno- hacía hermandad sagrada con el otro y así formar un perfecto cinturón de dominio bondadoso y justo.
Las épocas de luz llenaron de esplendor a toda la región de la comarca y la prosperidad parecía que llegaba en cuanto se pisaran los pastizales del cinturón de los doce reinos.
El reino fundador, aquel que unificó a los otros once, tenía como soberanos a una pareja de jóvenes reyes, descendidos directamente del clan del agua amarga y padres de una hermosa bebé de cabellos castaños, rizados, pequeños, con una piel tan suave como cutícula de almendra y un par de ojos enormes color de luna.
En las mañanas tibias de Mayo, un pequeño cesto con la princesa Shaden era puesto justo en medio del patio principal, vigilado celosamente a la distancia por su madre que estaba pendiente de que la princesa bebé no se tapara con las sedas de su pequeño nido portátil y evitara el contacto con los rayos que se creía, templaban carácter y fortalecían el torrente de su sangre.

Así pasaban esos momentos cálidos de baños de sol y té de camomilas con leche recién ordeñada; baños dos veces al día y una siesta que variaba según el sopor de la tarde.
La infancia transcurría tranquila, a su tiempo, mientras la frágil bebé se fue convirtiendo en una niña sana, activa y corredora de pasillos. Los rulos del cabello se alisaron un poco, las facciones se afinaron, la mirada se profundizó y más aun al escuchar la respuesta de alguna de las infinitas preguntas que le hacía a medio mundo, desde sus padres, hasta el herrero que cada quince días visitaba las caballerizas para revisar los herrajes del los caballos reales.
Shaden podía pasar horas escuchando aquel hombre de grandes brazos, respondiendo a sus preguntas con respecto a los caballos, al martillo, a los callos de sus manos y porque usaba un delantal de cuero y no de seda con bolitas. Preguntaba si le causaba dolor a los coacos, el clavo que entraba en su pezuña y que si estos eran muy valientes o simplemente no sentían dolor alguno… es más, llegó a preguntarle porque traía colgado al cuello algo que para ella era una simple piedra, pero cuando el herrero le dijo que era un diente de dragón, le causó tal fascinación, que llenó de historias de dragones voladores a los niños de la villa que junto a ella, atendían la escuela donde su madre les hablaba de sus antepasados, les enseñaba a leer y les mostraba lo grande de su cultura ancestral.
Les hablaba de los “Guardatorres”; dragones sin jinete que cuidaban los cielos del reino y habitaban las torres mas altas del castillo, así como los “Marduks”, cuerpos sin sangre que, muy al sur del último recinto, vivían en su propio mundo de sombras y penumbra. Estos últimos, también protegían al castillo, pero no contra flechas filosas o invasores de tierras pantanosas, más bien su resguardo era contra lo invisible, contra lo que torcía las mentes y envenenaba con dulces sonidos de una flauta o tiernos cantos de sirena, pero que por alguna razón estaban confinados a vivir entre las sombras.




El comienzo de la noche.

Los reyes andaban inquietos. En la última reunión de ministros de los doce reinos, no supieron explicar que era lo que acontecía.
El reino de Blashfit argumentó que podrìa ser un lobo, o tal vez una manada de ellos, pero de inmediato fue descartada la teoría ya que, aun habiendo pedazos de carne lazerada, no era de lobos dejar los cadáveres de animales como fiambres.
Se sabía que si no acababan con el asesino de vacas, ovejas y caballos, tarde o temprano una vida humana pagaría el precio de su andar fuera de los limítes establecidos.
Se organizaron cazerías nocturnas por los siguientes tres meses, los Marduk seguían en su reino de penumbras sin dar aviso de algo oscuro, pero el resultado infructuoso de los esfuerzos no bajó los ánimos en ningún momento, ya que las masacres súbitamente pararon con la llegada del invierno, dando pie a un tranquilo comienzo del Festival del Vino.

Poco a poco, el centro del cinturón de los doce reinos fue ocupandose cada vez más. La música, las hogeras esparcidas y el olor a cordero con especias flotaba en el ambiente festivo. Grandes barriles con vino de diferentes uvas, llegaban en carretas mostrando orgullosas sus diferentes escudos: Dormut, Blashfit, Vorphalack, Tantru, Keralia y entrando por el lado este, el otro grupo de carretas: Ixta; el reino del Clan del Agua Amarga, Ashtaba, Trebaruna, Cabono, Ankarat, Zidina y Sestriere.
Toda la circular campiña se llenaba de algarabía, júbilo y música de flautas dulces y panderos, hombres y mujeres bailando, bebiendo, comiendo y la princesa Shaden en la lejanía sentada al lado izquierdo de su padre en el pequeño trono a su tamaño, esperando a que los juglares terminaran su acto para poder bailar con los demás niños que brincaban al mismo tiempo y tomados de la mano, cuando de pronto, gritos de desesperación y ahogo se escucharon a lo lejos acompañados de un tumulto que se aproximaba.

El rey, se levantó con calma para divisar desde la altura donde se encontraba con su familia el porque del alboroto. Shaden y la reina se quedaron en su lugar y los gritos de mujer solo clamaban por una niña extraviada de nombre Agnes. La última vez que se vio a la pequeña niña, fue cuando las hogueras se estaban encendiendo y Agnes jugaba con un cordero que se escapo hacía la colina que delimitaba al cinturón de los doce reinos con las tierras de fango y lodo.
Soldados de Ixta y Ashtaba bordearon la mitad del círculo, mientras los de Dormut y Blashfit tomaron la otra mitad, el resto de los reinos, trató de mantener la calma entre la gente y organizaron búsquedas internas pero fueron por demás en vano ya que la pequeña Agnes parecía haber sido tragada por la tierra.
Los miedos comenzaron a llegar y se hacían grandes esfuerzos por mantener la calma y al mismo tiempo se intensificaba la búsqueda que ya tenía varios soldados más de todos los reinos mirando hasta por debajo de las piedras, atrás de las carpas, arriba de los árboles, pero nada, hasta que en medio de unas matas, se vieron un par de zapatitos rojos que al acercarse, se fue convirtiendo en un pequeño cuerpo en posición fetal que se aferraba a una mantita de lana. Todo el cuerpo estaba sucio de lodo y tierra, así como el rostro que mostraba unos ojos enormes como platos. Agnes temblaba y ligeras lágrimas salían de sus ojos que a penas parpadeaban. A unos metros de ella, un cordero masacrado yacía con la cabeza semi separada y sin una gota de sangre en lo que quedaba su cuerpo que aún estaba cubierto de lana.

P.D. Lo dedico en especial a mi hija Zara, la princesa Cabonosa.

10 jun 2007

Destellos

Mientras el poderoso motor rugía, las luces delanteras cortaban la niebla y los destellos fugaces en la vía le indicaban el camino. . .

-calma- le dijo, ya estamos llegando. . .

en sus oidos retumbaba la estridencia de la música, y el sabor de sus labios lo llamaban. . .

-debo volver- pensó. . .

-esta es mi noche, nuestra noche- se decía, no dejaba de pensar en su mirada, mientras la lujuria lo invadía, otro largo sorbo lo calmó. . .

- no me mires así - le dijo, mirándolo con sus ojos inyectados de furia,

-cuando crezcas entenderás -

los destellos de la noche se apagaron con el rechinido de unas llantas . . .

la sangre de su hijo le quemó el rostro mientras su su último recuerdo fue el sabor de aquella sangre propia.

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9 jun 2007

La Muerte soy yo.

La veo caminar y me remuerde la conciencia, su cabello negro cae hasta su cintura y su camisa sin mangas esta algo sudorosa, es una noche de calor.


Verla caminar es casi ver un amanecer, su mirada despreocupada y su sonrisa sincera es mostrada cada vez que saluda, pecas en los hombros, senos firmes y trasero altivo… cualquiera perdería la cabeza por ella, pero ella perderá mucho mas.


Me mira al pasar, noto su extrañeza, la sigo en silencio y no me ve, alla esta el callejón oscuro y el momento propicio, ella parpadea y se asusta al verme frente a ella, sonrio y trata de gritar pero un ademan mio la calla, la empujo al lugar mas oscuro, toco sus senos, toco entre sus piernas, ella esta asustada, pero inmóvil, ella esta excitada, estoy en su cabeza, esta a punto de tener un orgasmo… sonrio y mis colmillos le sorprenden, pero no grita incluso en ese momento en el que muerdo su cuello y sangra… dulce, siento su corazón palpitar fuerte, siento cuando me aprieta con fuerza, queriendo separarme pero que no me quite, siento su entrepierna mojarse y sus labios suplicar, siento su orgasmo aumentar y cuando esta en su climax siento su corazón empezar a apagarse… su sangre dulce empieza a acabarse.


La tiro contra el piso, las muertas no caminan ni tienen orgasmos, las muertas apestan y son flores marchitas… y la muerte, la muerte soy yo.

PEPITO...

Esta es una historia que le pasó a un conocido de un amigo (en realidad no es tan amigo pero a veces hasta me saluda alzando las cejas). La historia se desarrolla en un pueblo y sucedió hace aproximadamente 11 años. Al protagonista sinceramente no lo conozco pero lo distingo, digamos que se llama Pepito, pero no se lo crean demasiado.

Pepito era un chico normal, de esos que se la pasan todo el día jugando Xbox (para mi que en ese tiempo ni siquiera había llegado el play station a mi vereda, digamos que se la pasaba jugando mario 4 ó atari) y cuando tenía tiempito se masturbaba viendo las fotos de amparo grisales ó cualquiera de esas otras "artistas" de la época. Con tanto ajetreo al pobre Pepito nunca le quedaba tiempo de tener amigos ni de salir, era casi como un nerd, pero sin mucha inteligencia.

Su mamá que se hallaba inmensamente preocupada porque un día encontró unas revistas comprometedoras en su cuarto (algunas llenas de semen), decidió tener una conversación muy seria con él:

- Pepito ¿Me puedes explicar qué es esto?- dice, señalando aquella mancha (digamos) blanca.-
- Semen. ¡Mamá no te hagas!
- ¡A ver si me respetas un poquito, soy tu madre!. Estos muchachos de hoy día. No sé quien me mandó a tener hijos por eso es bien sabido: cría cuervos y te sacarán los ojos... ¿Qué es lo que tanto les enseñan todo el día en ese colegio? ¿Por qué les dan tantas alas?, deberían de estudiar todo el año.
- Cálmate vieja.
- No, ya estoy cansada de tu insolencia y de que te la pases todo el día encerrado como un asocial, ya con tu papá hemos arreglado que te vas de vacaciones a un campamento militar, donde no hay televisor, ni nada, para ver si es que te arreglas por las buenas y por fin te haces un hombre.
- ¿Dónde va a ser eso?
- ¿Dónde mas?, en el gran pueblo, o sea en Bogotá pues acá no hay suficiente tecnología como para darte un buen escarmiento.
- No mamá, ¡por favor! es que me da mucho miedo el gran pueblo, yo ya estoy acostumbrado a Cali, esta vereda es pequeña pero acogedora y uno sabe donde queda todo: la tienda de videojuegos, la tienda donde venden revistas pornográficas, el cine, el cine donde dan películas porno, los burdeles para adolescentes, en fin, ya sabes a lo que me refiero.
- Se hace lo que yo diga. Te vas mañana y no se hable más jovencito.

Luego de muchos sollozos e intentos de chantaje a su madre, Pepito estaba montado en el bus, con su lonchera en el regazo, camino al pueblo donde pasaría el resto de sus vacaciones.


En el campamento todos eran muy simpáticos y gays, razón por la cual Pepito no se sentía muy seguro a la hora de dormir (ni a ninguna hora), sin embargo aprendió en poco tiempo a obedecer y gracias a sus chistes bobos se había ganado la amistad de todos, incluso, la de los pocos que no eran gays, por primera vez el tonto de pepito era popular y se le veía sonreír...

... Hasta que un fatídico día, e
l protagonista de nuestra historia (pepito) se puso a fumar porros pensando que eso era medicinal y cuando despertó tenía la pijama llena de sangre y al intentar sentarse en la cama supo que otra cosa andaba muy mal porque le dolían demasiado las nalgas:

- OH Dios! ¿Qué me pasó?- Se preguntaba a si mismo.
- Te violaron, maricón, es obvio, te violaron. ¿Te gustó?- Le contestó la dulce voz del sentido común-

... Pepito no habló en el bus de regreso a su casa, a decir verdad no habló durante los 11 años siguientes, es decir: Nunca se volvió a escuchar la voz. Hoy se le ve caminando por la calle vestido de mujer, las personas creen que es sordomudo, pero sólo los que conocemos su historia (aunque no lo conozcamos a él) sabemos que la culpa de todo la tuvieron sus padres y otras personas.


P.D: Espero que esto haya hecho reflexionar a los padres de familia.

8 jun 2007

CERCA DE TI.



El la contemplaba.. le gustaba mirarla, mientras terminaba de pintarse las uñas, tratando de no mancharse los dedos, haciendo piruetas para pintarse con la izquierda la mano derecha.

- “Me gusta ese color sangre en tus uñas”. Dijo El, mientras ella sonreía.


- "Lo se… Me he dado cuenta que te gusta, sobre todo cuando pongo mis manos pintadas de rojo sobre tu pecho, cierto?"



El se sonrió y siguió observándola, por dentro sentía que era un alivio tenerla ahí junto a el, verla dormir y abrazarla durante la noche… aunque ella no se diera cuenta de lo que sucedía, mientras dormía.

Tenía miedo de lo que estaba sintiendo, tenía miedo de enamorarse y de necesitarla cada vez más. Ella lo sabía, aunque trataba de disimular que había descubierto su miedo.

El, un hombre lleno de dulzura, que insistía en convencerla de no estar listo para ella. Ella, una mujer sencilla y perspicaz, que trataba de no hacerle demasiadas preguntas.

Mientras él seguía leyendo su periódico y la miraba, ella pensaba en lo bien que se sentía en ese lugar. Con la mano izquierda, medio temblorosa y torpe, cerraba el esmalte y soplaba sus uñas… las agitaba para secarlas. Recordaba que cuando lo vio por primera vez, nunca imaginó estar en sus brazos, nunca se cruzó por su mente estar allí con el. Y le dijo:


- "Si, definitivamente me gusta estar cerca de ti".

Le dijo ella, mirándolo a los ojos, contemplando el miedo en ellos, ese miedo que el callaba y que ella percibía, pero que prefería no poner en evidencia.

Lo acarició con sus manos recién pintadas de rojo sangre:


- "Me encanta dormir contigo, sentir tu abrazo y tu olor".
Mientras, lo halaba hacia la cama y le pedía que la consintiera hasta que se quedara dormida.

En la mañana, al despedirse, ella le dejaría en los labios la huella de su beso y el, la recordaría todo el día.

Ella, saldría de afán y miraría sus uñas pintadas de rojo sangre, repitiéndose para sus adentros:
"Me gusta estar cerca de él, aunque tenga miedo".

7 jun 2007

Lexía

-"POR QUE AQUÍ NO PASA NADA;
SI LO MAS CHEVRE QUE TENEMOS
ES LA GENTE, CRÉALO MI LLAVE"-
Decir popular.


-Recuerdo que cuando lo inauguraron vino gente de todo el mundo a beber del agua límpida y potable que manaba de los grifos; después el acueducto cayó en otras manos y en un dos por tres hicieron salir sarapicos y alevinos por cada llave convirtiéndonos en hazmerreír de toda la comarca…pero mijo, cuando salió sangre en vez del preciado líquido nos dimos cuenta que aun para nosotros era demasiado tarde -.

La Ultima Noche

Allí se encontraba ella...mirando por la ventana, sabia que tarde o temprano el iba a llegar. La noche de hoy en especial era muy extraña soplaba un viento frio y el cielo como hace mucho tiempo no lo estaba lleno de estrellas con luna llena…

Al voltear, sin querer se encontró con su reflejo, hace tanto que lo había evitado, no quería verse, aquella quien alguna vez fue bella ya no lo era, sus ojos ya no brillaban y sus labias que alguna vez fueron color carmesí ahora se confundían con el palidez de su piel…su mano toco el frió espejo y salio una lagrima…una sola y fuerte lagrima….sabia que esta seria su ultima noche y trataba de recordar aquellas épocas en que fue feliz junto a el….

No sabia en que momento su vida se había convertido en lo que era ahora, recordó cuando paseaba en la plaza y le encantaba recoger las flores y olerlas, también como disfrutaba sentarse al pie del lago a mirarlo… pero todo esto cambio en una noche como la de hoy…cuando lo conoció…ella sabia que su amor era imposible eran diferentes y no solo en temperamentos como se podría pensar…eran de diferentes especies…

Esa noche, cuando se conocieron, ella veía las estrellas desde la misma ventana y como toda joven pedía deseos a ellas, deseaba tanto tener un esposo y tener hijos a quien consentir…cuando de pronto escucho un ruido muy fuerte como si el techo fuera a caerse…bajo la mirada y allí estaba el en suelo. Bajo corriendo, el corazón le latía muy fuerte, no sabia con que se iba a encontrar, pero aun así no podía evitar ir a ver que pasaba. Al llegar se acerco y vio que era un hombre, fuerte por su aspecto, pero muy pálido…noto su herida cerca del corazón, sangraba mucho, así que arranco un pedazo de su vestido azul turqui y se lo puso en el pecho para parar la hemorragia, como pudo lo llevo hasta la parte de atrás de la casa, lo acomodo y lo cuido hasta que el despertó. Cuando el la vio quedo sorprendido, sus ojos eran tan brillantes tan llenos de vida y de esperanza, pensó si alguna vez su ojos fueron así también, ya que los suyos siempre estaban opacos. Pasaron, días, semanas y meses y aunque el ya se encontraba sanado, no quería irse de su lado, quería que esas manos suaves lo siguieran curando y ella no quería que se aliviara del todo, ella disfrutaba tanto de sus historias y cada noche pasaba mas y mas tiempo a su lado.

Estaban tan concentrados el uno por el otro que no se dieron cuenta que la luna y las estrellas ya no salían…las nubes cubrían todo el cielo, pero ellos no se fijaban en el cielo solo se miraban el uno al otro…el sabia que debía irse pronto no le quería hacer daño y sabia que no lo podía evitar cada vez era mas difícil contenerse… y lo inevitable llego…no pudo mas con el hambre sentía y ella estaba allí sentada a su lado tan bella como siempre…el se acerco a su cuello y la mordió…ella abrió sus ojos y de sus labios salio el grito de dolor al mirarlo vio su boca llena de su sangre pero sus ojos reflejaron por primera vez un sentimiento….el quería decirle que lo perdonara, que el necesitaba de su sangre para sobrevivir que realmente lucho contra su naturaleza para no herirla, así que la soltó y salio de su vida…por lo menos eso creían ellos en esos momentos.

De repente, ella quito su mano del espejo al escuchar el ruido de todos los domingos, esa era el día en el que el llegaba, cada vez demoraba un poco mas con ella, no podía apartarse de ella, ella hacia que su piel vibrara y hasta podía sentir que su corazón podia latir… cada día ella se acostumbraba mas al dolor de sentir como se le iba acabando su sangre…creo que se acostumbro a esa sensación hasta que llego un momento que ya no sufría….ella solo era feliz por tenerlo cerca y de poder abrazarlo aunque sea por un rato…pero ambos sabían que esta noche llegaría…

Allí estaba el sentado en la ventana…hoy trajo flores, eran unas azucenas…ella las tomo las puso en la cama y lo beso muy fuerte, como nunca lo había hecho tanto que sus labios sangraron al ser lastimados por sus colmillos. Esta noche miraron el cielo, conversaron un poco mas de lo acostumbrado, rieron mas que todos los días, pero llego el momento de despedirse…el quería irse sabia que hoy la iba a perder para siempre pero ella tomo su mano la puso en su pecho y le dijo que suyo era su corazón y aunque no podían estar juntos, quería de alguna forma poder estar con el para siempre…esta vez el fue quien la beso, pero fue muy tierno, muy suave, muy especial, sus labios empezaron a bajar por su cuello, solo quería besarle las heridas que el le había dejado pero su instinto animal era mayor que el amor que sentía por ella….ella solo lo abrazaba con los ojos cerrados esperando ese momento …fue el momento mas largo de sus vidas….de pronto ella sintió que su corazón latía menos…ya no sentía dolor, ni tristeza…el limpio su boca de sangre y la miro, ella tenia los ojos cerrados pero se podía notar que sonreía…el la volvió a besar pero ya no tuvo respuesta, busco entre el tocador unas tijeras, rompió el vestido de ella y saco su corazón, lo guardo en su bolsillo izquierdo…así podría tener a su lado algo que siempre deseo tener….el corazón de su amada.

4 jun 2007

Empezamos

Primero agradecer a Coste por lo bien que le quedo el blog, muy bueno, aunque nunca tuve dudas sobre eso.

Ok, la idea es empezar primero por los cuentos y ya despues nos pondremos de acuerdo con la historia conjunta. Tengo la idea de escribir los cuentos por genero o poniendo una palabra que nos lleve a crear un cuento de cualquier genero.

Por ejemplo, podemos decidir hacer un cuento de terror, para lo cual daremos un plazo de dos semanas... o podemos escoger una palabra, por ejemplo "Casa" y a partir de eso escribir un cuento, saldrán cuentos costumbristas, de ciencia ficción, de lo que sea... quien escoge la palabra o el genero? pues fácil, miren la lista de colaboradores a su izquierda, así empezaremos... y bien, me toca a mi así que yo escogeré palabra, cualquier genero... la palabra es:

SANGRE

Tenemos hasta el 21 de Junio para mandar los cuentos, si lo tienen mañana, pues mañana, pero en esa fecha el segundo de la lista escoge una nueva palabra o un nuevo genero.