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20 nov 2010

Queda por decir

Frente a la hoja en blanco una vez más sintió el temor de apoderarse del lápiz y empezar a escribir su historia, no la historia de triunfos y metas logradas, no la historia de superación que el mundo veía, no la historia de su siempre contagiosa sonrisa, no esa historia, no la historia que a todos llegaba a inspirarlos.

Quería contar esa historia en la que dos cuerpos desconocidos se encontraron en una calurosa ciudad, en medio de paredes blancas y  luces (al principio) apagadas, quería contar de esos encuentros prohibidos en medio de la noche, de los encuentros aún más prohibidos a la luz del día, quería contar como su soledad encontró en un cuerpo desconocido una soledad igual a la suya y que por un tiempo fue su perfecta compañía, quería contar como se unieron sus formas comunes y no comunes, quería decir que de una extraña forma se amaron, porque la primera y única regla de la historia era no enamorarse, pero llegó el momento en que sin decir palabras y con todo lo que ocultaba el silencio se estaban amando y se consumían en ganas por decirlo y romper la estúpida regla, quería contar como su frustración ante la censura de sus palabras le enseñó a decir te amo con una sonrisa, una sonrisa de complicidad cuando se encontraban en los pasillos de la ciudad, en las esquinas de un centro comercial, en una llamada a media noche, una sonrisa mientras se arrancaban la ropa en medio de la oscuridad de las salas de cine, una sonrisa al compartir un libro o escuchar una nueva canción.

Quería contar también como con una sonrisa, en medio de una calurosa ciudad se dijeron adiós para nunca más volverse a ver, quería decir que la maldita sonrisa fue su fachada, y que a pesar de su vida perfecta, aún tenía un te amo por decir y por escuchar, quería decir que en el silencio había aprendido la forma perfecta de amar, porque sabía que no tendría nada a cambio y que llegaría a conformarse con una sonrisa.

Fue así como rasgó la hoja, guardó el lápiz y  decidió ingresar a gmail, hacer clic en [compose mail], ingresar su dirección, escribir en el asunto :) y presionar el botón send.

28 sept 2007

Vamos a echar un pie

El lugar es pequeño y esta medio vacío. Huele a petróleo y esta adornado por serpentinas metálicas de esas que parecen estar taladrando el techo; A pesar de sus años la radiola suena bien. Sentados de espaldas a la pared y fría en mano se sonríen como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Algunos son galantes con las muchachas que atienden, otros tararean y los de más allá aspiran el humo de un habano. La mayoría viste de blanco.

En cualquier momento una de las jóvenes deja caer una copa, nadie se entera, entusiasmados hacen clave de mano a uno de los danzones de la Aragón y los más atrevidos se levantan a echar un pie; se fajan varios pases mientras levantan el cuello de la camisa y tiran de él haciendo sonar en el aire sus dedos, gesto típico de su juventud. Ríen. -¡Burro viejo!, ¡Burro viejo!-, gritan alegres. Él son termina. Sudorosos apuran el resto de la ya tibia cerveza. Han vuelto a reafirmar su vieja guardia y vivencias así nunca hayan prendido un cacho de marijuana.

19 sept 2007

Sumergida se presenta

Hola, soy una nueva maga en este blog, y estoy muy feliz de formar parte de esta pequeña pero fructífera comunidad de cuentistas.

Aqui le presento mi primer cuento, ojalá les guste, y si no, sean sinceros, que una crítica constructiva siempre es bienvenida.

Nota: Vi que casualmente tiene cierto parecido en el tema con el de Clau M, pero la óptica es distinta.


La fuente

Si todo te doy, y todo me quitas
Nada me dejas, me bebes la vida…
Hasta dejarme... vacía.


Dentro de mí, canta una fuente. Se la puede ver refulgir a través de mis ojos en los días soleados. Cuando esta nublado, canta mas suavemente, pero sigue ahí.
Por su interior de plata corre un líquido de oro, puro, brillante, etéreo, irisdicente…
Ese líquido vital es una quintaesencia de todo lo que soy, todo lo mío que es precioso, único, eterno e intransferible. Todo lo que hace mi ser.

Un día, encontraste aquella fuente. La sentiste poderosa, nutritiva, revitalizadora… justo lo que necesitabas. Decidiste venir, a beber de ella cada día…
Y yo te dejé, porque creía que valorarías todo lo que ella tenía de valioso, y la cuidarías, la enriquecerías… La amarías.

Pero solo querías robarme su agua cristalina, llevártela de a poquito… no dejarme nada a cambio… vaciar su cuenco.

Por eso las puertas del jardín secreto donde ella reina se han cerrado para ti. Quería clausurarlas con cadenas de oro, guardar su entrada, protegerla, para que sólo quien sepa apreciar su verdadero valor pueda beber de ella…

Pero era ya innecesario, porque descubrí que su líquido tesoro no te interesaba ya… preferías otros manantiales, nuevos, inexplorados, con exóticos sabores…

¿Cómo pudiste despreciar así todo lo que quise darte?

Mi fuente, ahora intocada, si siente hoy aún más vacía, más seca y abandonada que en los días que te afanabas por llevarte todo su caudal…

Necesita alguien por quien correr… Alguien a quien nutrir, alguien que mezcle sus aguas con las suyas, y las alimente con nuevos colores…

Porque ahora, al lado de la fuente, ha aparecido un pozo… hueco, oscuro, frío, lleno de húmedo vacío… y que espera… aguarda… por aguas nuevas.

18 sept 2007

Mi Jarrón Favorito

Mi jarrón favorito es color azul, es un azul fuerte, tiene pintado en la base unas líneas amarillas no muy gruesas y no muy delgadas. Siempre me ha gustado, es del tamaño preciso y siempre lo he tenido al pie de mi ventana para que todos los que pasan lo vean.

El otro día llene mi jarrón de agua que encontré en un pozo de un amigo, a pesar de su color gris pensé que de pronto podría hacer un bonito contraste con el color de mi jarrón, coloque allí dos flores una roja y una blanca…al pasar los días a pesar de que las flores seguían intactas, mi jarrón empezó a tomar mal olor y por dentro se empezó a dañarse, yo no podía entender como sucedía esto.

Una noche no soporte mas ese olor, así que decidí botar las flores y para mi sorpresa el tallo estaba todo podrido pero los pétalos seguían intactos, el agua que me había parecido tan bonita por su color estaba llena de bacterias y hongos…

Pobrecito mi jarrón…por dentro estaba todo manchado de moho….me toco coger y rasparlo, creo que se rayo bastante…por fuera su color azul con amarillo sigue intacto pero por dentro estaba todo magullado…

Hoy en día mi jarrón esta vacío, le puse un poco de pintura color azul cielo para tapar las cicatrices que le deje…la próxima vez que decida llenarlo le pondré arena.

A pesar que el agua me lo lesionó, esto no fue lo suficiente para que mi jarrón favorito perdiera su belleza.

17 sept 2007

"Hola Señorita"

Sabe una cosa Niño Bonito…. ?


Hay días en los que siento que me hace más falta, días en los que el vacío ese, que suele sentirse en el estómago y en el pecho, aparece con más fuerza.

Hay días en los que su recuerdo aparece y yo intento desviarlo, distraer mi mente y me invento cualquier idea para no seguir sintiendo su ausencia.




Hay días en los que tal vez, al pasar cerca a su casa, hasta siento su olor y me lo imagino con su sonrisa de Niño Bonito, mandando su beso al aire y despidiéndose luego de habernos reído mucho y de habernos besado otro tanto.

Hay días también en que leo su nombre en mi agenda de teléfonos y me muerdo las ganas de escucharlo, porque prefiero que algún día, cualquiera, no importa cual, usted me sorprenda con un “Hola Señorita”.




Y esto que le cuento Niño Bonito, no es un reproche, ni una queja.
Es simplemente, un regalo que le hago, para que se entere del vacío que aparece en mi algunos días, para que se entere de que lo extraño.

Es simplemente eso. Nada más que eso.

15 sept 2007

Poetas suicidas y escritores fracasados. Parte 1.

El gerente me la puso, casualmente estoy escribiendo una historia, la cual aspiro a que se pueda leer cada capitulo como un cuento independiente, este es el primero, el segundo ya esta en mi blog:


Mañana de sol y calor.

Un libro en la mano y un bus que se acerca, la seña y el sonido de los frenos de aire, el pago y los vueltos, un bus lleno y la providencia se vuelve caprichosa, un solo asiento vacío y un cabello rojizo rizado mira hacia abajo.

Me siento.

1984 esta en mis manos, segunda vez que lo leo, me divierte leer en el bus y no ver la cotidianidad de la ciudad calurosa, me divierte abstraerme del sonido y lo aburrida que es nuestra costumbre de ir a trabajar para poder comer, de hacer lo mismo a la misma hora, de no quedarme durmiendo en mi casa o leyendo un libro con mi aire acondicionado prendido o masturbándome pensando en aquella mujer que nunca fue mía.

Cuando sentado me dispongo a abrir mi libro veo a mi compañera de desgracia, la pelirroja lee a Lovecraft, es inevitable que me de cuenta, tengo la misma edición y me sonrío mientras veo que lee "En las Montañas de la Locura".

Pero ella lee pensamientos, me doy cuenta enseguida que me pregunta: ¿Te gusta Lovecraft?

Entonces veo sus ojos negros profundos y su piel blanca como el mármol, no usa maquillaje y su expresión no la entiendo, una camisa verde y un jean algo desgastado complementa su aparición, me he enamorado.

"Si, mucho, especialmente ese cuento... esa es la edición que trae El Que Susurra en la Oscuridad" y ella sonríe.

Los segundos pasan, talvez sea intencional, sabe que mis ojos brillan y no puedo evitar pensar que quiero estar en la cama con esa mujer, quiero penetrarla hasta que sus gritos traspasen mis oídos, quiero que sea mía y que mi semen queme sus entrañas en un éxtasis que me consuma y me deje sin alma, vacío, sin nada.

Y ella lee mi mente, sin embargo obvia mis pensamientos.

"Muy aterrador, pero prefiero a Poe", me dice.

"Me aterra mas Lovecraft y me encanta su cosmogonía demoniaca", le digo y devuelvo la sonrisa, debo parecer un tonto, pero esta es la mujer que ama a los tontos, ella es única y para mi, ella es un ángel caído, el silencio en medio del ruido, el orgasmo húmedo y las palabras calladas.

"Tengo 20 años", dice sin que yo le haya preguntado, "me encantan los poetas suicidas y los escritores fracasados, pero tu eres ingeniero, que aburrido".

Yo la miro y me quedo pensando, entonces huelo... huele a una noche de películas de terror de serie B, huele al abrazo en una noche fría, huele a la brisa del mar, huele a The Cure y Velvet Underground... huelo y alcanzo a oler su entrepierna, huele a vino tinto caliente y no soy capaz de hablar, estoy embriagado, estoy extasiado.

Entonces empieza a hablar de poesía, empieza hablarme de películas, me cuenta de música y hasta de la ultima vez que tuvo sexo, me dice que su padre le pegaba de niña, que cuando murió por un infarto ella no lloro, me dice que estudia diseño grafico pero que odia su carrera, que su madre tira con el esposo de la vecina y su hermano es un gay adicto al perico, que odia los gatos y un día quisiera tirar uno de un quinto piso a ver si cae de pie (y si se parte las patas de paso), que le gusta el color verde y que le encanta que le hagan sexo oral.

Entonces calla y espera que yo diga algo.

"Me gusta mucho..." y me desato a contar cosas, intranscendentales, estupideces, le digo de las veces que he amado, de los secretos que jamas he contado, que no me gusta la poesía en verso, que hace mas de un mes no tengo sexo, que cada rizo de su cabello lo quiero tener y que si tuviera corazón se lo regalaría.

Ella se ríe porque sabe quien soy, sabe que la quiero en mi cama pero se ha metido en mi cabeza, sabe que su olor, sus rizos, su sonrisa y la inevitable providencia ha hecho que un escritor fracasado, un poeta cursi que no escribe versos y teme suicidarse, un ingeniero aburrido, se sienta indefenso, melancólico y muera por un beso.

Entonces me besa, me pide permiso y se despide, se ha bajado del bus en una esquina de la ciudad calurosa, no me ha dicho su nombre, no me ha dado su teléfono.

Yo sigo como un zombie y pienso... mi parada ha pasado hace ya rato.

Y la palabra es....


Vacío


con todas sus aplicaciones usos y conceptos...

esta vez prometo firmemente escribir aquí, aunque ya no duerma más. . . .

9 jul 2007

Mascarada

La ventana de la habitación estaba abierta de par en par. La noche era fresca y el viento traía el rumor de la algarabía que se formaba en la plaza del pueblo; la música de tambores, gaitas y flautas se mezclaban con las risas, gritos y palmas de los danzantes, mientras las tarimas se llenaban de disfraces y comparsas.

Ya no podía esperar más, tomó la máscara que completaba su disfraz; la admiró por unos instantes en silencio, lentamente la puso sobre su rostro como cumpliendo con un sagrado ritual y como un rayo bajó y se mezcló entre el bullicio y la gente. La alegría brotaba por todo su cuerpo; gritaba, cantaba, aplaudía y danzaba como el que más. Ésta era su noche, su única noche, la última noche de Carnaval.

Las primeras luces del amanecer indicaban que el final de las fiestas se acercaba; las bandas y las orquestas comenzaban a tocar los últimos acordes mientras las parejas improvisadas no daban señales de cansancio y la felicidad seguía a flor de piel en los participantes y espectadores.

Unas horas más tarde todo había concluido. Mientras la plaza principal se vaciaba poco a poco y solo quedó como recuerdo de una noche fantástica la basura que dejaron los disfraces, la bebida y comida de todos los presentes él caminaba nuevamente a su habitación.

Cuando finalmente llegó, cansado y sudoroso, retiró su traje y la máscara con la misma solemnidad con la que se lo puso la noche anterior; y luego de poner todo a un lado de la cama se acostó desnudo y contemplando la tranquilidad y el silencio de la habitación se durmió. Y en ese momento fue verdaderamente feliz.

22 jun 2007

Confesiones

– ¡Ahí estás otra vez! – gritó ella al levantar la vista y sus ojos volvieron a encontrarse. La veía callada e inmóvil como una muñeca de porcelana; y verdaderamente podría ser confundida con una preciosa muñeca de piel blanca y suave como la seda, cabellos tan negros como azabache e infinitos ojos azules tan puros como las diáfanas aguas de aquellas playas paradisíacas que recordaba haber visitado de niña.

– ¿Por qué apareces nuevamente para atormentarme? ¡Te detesto, no sabes cuanto te detesto! – le repetía una y otra vez mientras no podía evitar mirar esa figura perfecta que desnuda mostraba unos rasgos delicados y unas curvas que harían sonrojar a cualquier espectador que hubiera presenciado tal escena. Mientras se observaban recordó la primera vez que se vieron cara a cara, igual que aparecían las notas en su eterno diario podía ver todos los momentos que pasaron juntas; pero esa historia feliz había llegado a su fin.

Con el tiempo su presencia se hacía cada vez más pesada y problemática, ya no soportaba verla y le hería profundamente verla tan inmutable y callada; la princesa que la acompañaba en sus recuerdos se había convertido, sin saber como ni cuando, en un fantasma que acechaba en sus sueños y se escondía tras las sombras.

– ¿Por qué simplemente no desapareces? Todo se ha vuelto difícil desde que estás: las miradas, las relaciones, amigos, amigas, parejas… ¡Todo es más complicado desde que estás aquí! – Le repetía mientras el rostro le cambiaba de color.

Y su compañera callaba.

– ¡Di algo! ¡Por lo menos ten la decencia de responder a lo que te pregunto! ¡Eres de lo peor! – Era lo único que podía decir.

Y su compañera solo callaba.

– ¡Ya me cansé de ti, no quiero verte más! ¡No sabes cuanto desearía que tú, señorita perfecta, desaparecieras de mi vida! Si no existieras, si no estuvieras yo podría ser otra persona; ¡podría ser libre! ¡Podría ser feliz! ¡Tan solo si no estuvieras aquí! – gritaba mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

Y su compañera solo callaba y la miraba.

– ¡Ya no lo soporto más! ¡Solo quiero que desaparezcas y me dejes vivir tranquila! – lo dijo con las últimas fuerzas que le quedaban. Y haciendo un último gran esfuerzo tomó el joyero que tenía a la mano y se lo lanzó como único salvavidas a su desesperación.

Y mientras veía caer los fragmentos del espejo sobre la alfombra de la habitación sentía como su propio corazón se destrozaba y cayó rendida sobre la cama, durmiendo en un mar de lágrimas y ahogándose en su soledad.