En el lecho tibio descansó su cuerpo. Sobrado ya todo esfuerzo agónico para aferrarse a lo que gira, no supo como su frente perdió el norte y ya todo fue confuso, difuso; sin pies, cuerpo ni cabeza. Las explosiones se escuchaban a lo lejos y las balas parecían cubrir el aire.
De pronto el arrullo y la voz etérea acariciaron sus oídos. La mirada casi maternal y la sonrisa a penas dibujada en su boca carmín y perfecta, fueron imanes que a su alma sacaron del sopor, más el entorno sin tiempo volvía a dar una fría calma, que los músculos por poco se desprenden de sus huesos.
La mano pálida rozó como picaflores de pico gélido a la otra que estaba ya por terminar su ciclo, más nunca esperó que esta entrelazara sus dedos a los suyos, y que la cabeza que descansaba en su regazo se acomodara urgente entre su pechos perfectos, sin edad ni tiempo.
El peso que ahora sostenía con ayuda de sus brazos, bajó un poco la tela que cubría sus hombros de mujer eterna y guardadora de suspiros, haciendo que el hombre tendido que después dejara de existir, muriera soñando con el cuello de la muerte hermosa, rogando morir mil veces más porque esta vez subiría un poco su cabeza y ahora agonizaría entre el cenizo mar de sus cabellos.
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18 jul 2007
Morir Soñando.
Narró:
Nash702
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| 7
Escucharon y Hablaron
|
Temas: Muerte, Nash, Sueños, White hands
9 jul 2007
Manos Blancas.
Narró:
Nash702
…y la sangre tibia empapó su espalda ávidamente. Jamás sintió lo que corto su piel. El filo envuelto en seda hizo ruido de suspiro, que se perdió en los sonidos varios del carnaval de espejos.
La blanca mano de uñas vino desapareció danzando, cadente entre las telas colgantes y el gentío, dejando atrás el cuerpo enorme, lento y miserable; aferrándose al arroyo de su vida.
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