Había venido corriendo hasta la orilla. Un viejo ermitaño le aseguró que ese río tenía la facultad de renovarlo todo, cambiar constantemente, dejar el pasado atrás, definitivamente. Nada sería como es, ni volvería a ser.
La corriente se escapó entre sus dedos durante mucho tiempo. El frío del olvido subió por sus brazos y le acarició el alma con una promesa.
No sentía ya las yemas arrugadas cuando se levantó por fin, salpicando la túnica con el agua turbia, con la sangre, aún intacta entre sus manos.
6 comentarios:
Buenísima historia. Buen cuentobreve
Se me escapan las palabras, atrapo una como el papel envuelto de un mensaje, dice: "Bello".
Solémne!
Mi querida Nimph ha llegado...
Me gustó muchisimo. Tiene algo que me atrajo.
Pero.. quien es Nimph?
Siempre pienso en que hay que tener mucha habilidad para escribir de manera corta.
Cautivante...
Saluditos
Wendy
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