13 jul 2007

Zinha

Casi me pega cuando le dije que lo único que conocía de Brasil eran al Cristo de Corcovado y a las garotas en tanga del carnaval de Rio. ¿Y qué culpa tenía yo de que a las compañías de turismo se les diera por publicitar su país con esa paradójica sucesión de imágenes?

"Algún día se te van a mezclar las dos cosas en la cabeza y vas a terminar asociando Brasil con un Cristo en tanga", me dijo, luego de lo cual procedió a golpearme con un periódico en la cabeza. "Brasil es mucho mas que eso".

La conocí por casualidad en una fiesta en la casa de algún primo de algún amigo de algún alguien a quien le gustaba organizar fiestas en casas ajenas, y en la que había alrededor de setenta y dos hombres y seis mujeres, cuatro acompañadas por cancerberos silentes del género masculino, una horrorosa gorda en alto estado de embriaguez, y ella. Brasilera. De Brasil. Con S, como ella misma me enseñó jalándome con furia una oreja un día que me vio escribirlo con Z. Tenía un nombre rarísimo que dicho en voz alta sonaba chistoso y que no recuerdo bien. El caso es que le decían Zinha y tenía un atractivo indescriptible que la hacía ver sensual hasta cuando no se veía sensual. Y no eran (aunque colaboraban) su acento, su color del piel acanelado, y unas piernas interminables que merecían su propia escultura al lado del Cristo de Corcovado. Tampoco eran el cabello negro y engajado que siempre parecía húmedo, ni su permanente olor a crema para manos. Era una parsimonia apasionada, una forma de moverse que la hacía ver leve, etérea, como si el tiempo y el espacio la trataran con mas cariño que al resto de los mortales.

- Bueno, también están el fútbol, Pelé, Ronaldinho... - Le dije.
- Vas ganando puntos.
- ...Xuxa. - añadí, y volvió a golpearme con el periódico, esta vez con mas fuerza.
- ¿Que hay de Coelho? - preguntó.
- No me gustan los libros de autosuperación.
- Di que Coelho escribe libros de autosuperación otra vez y te golpeo pero con la mano cerrada.
- Qué se yo. Me molesta oir a las personas tontas que conozco repetir hasta el cansancio cosas como "si luchas por tus sueños el universo entero conspirará para que se hagan realidad".
- A mi tampoco me gusta, pero ¿que se puede hacer?. ¿A cuantos tontos no has oído citar a Gabo?

Era espontáneamente inteligente y me gustaba. Tenía una risa contagiosa que dejaba libre como si no le importara que el mundo entero pudiese escucharla. "La risa es una manifestación de la vida misma", me decía, "disimular la risa es disimular la vida". Y así como su risa, su forma de vivir también era contagiosa. Descomplicada, sencilla, irreverente; era el tipo de mujer del que es fácil enamorarse pero a la que no es fácil conquistar. De hecho, imposible si ella no quería ser conquistada. Afortunadamente no tardó mucho en dejarme claro que quería, al pedirme guiñándome un ojo y sin sonreír, que le aplicara bronceador en la espalda un fatídico día que fuimos de paseo a la playa.

Por supuesto, eso es una señal universal. Una mujer que te guiña un ojo y te sonríe te está saludando. Una que te guiña el ojo y no sonríe te está gritando "¡hazme tuya!".

Jugaba el ajedrez de la seducción como si tuviera desde el principio mas fichas que su rival y todas fueran reinas. Era estar en un eterno jaque, moviéndose exactamente en la dirección que ella quería, cuando ella quería. Ella besaba, ella acariciaba, ella decidía. Y mentiría si dijera que la situación no me hacía sentirme aun mas atraído.

"Mas te vale saber bailar", me dijo, y ciertamente mas me valía. La mujer bailaba como si se incendiara por dentro, como poseída por el espíritu de una guerrera amazona, con una sensualidad innata que provocaba la envidia disfrazada de odio de muchas de mis coterráneas. Sin duda, bailar con ella era mas erótico que cualquier maratón de porquerías con una mortal común y corriente. Pero es que en ella, de cierta forma todo era erótico. Hasta verla comer. Hasta verla cepillarse los dientes. Hasta verla escupir en la calle.

Estuvimos juntos varios meses. No diré que era mi novia, por lo que ni a ella ni a mi nos gustaba la etiqueta. Pero a los ojos de cualquiera, lo era.

"Acompáñame a Brasil", me dijo un día. Y ese día, por primera vez, vi en sus ojos algo que no había visto antes. Una vulnerabilidad sincera, un hueco en su antes impenetrable armadura de confianza. Me tomó de las manos, me besó con ternura, y esperó una respuesta. "Me voy, Alejandro, me regreso. No se si vuelva".

¿Y cómo se le dice que no a un corazón al que mantiene unido la esperanza?. No. Así. No me fui con ella. No pude. No es fácil renunciar al futuro por un amor en pañales, sobre todo porque cuando está en pañales, el amor no puede diferenciarse de una especie de deseo disfrazado de cariño. Pero si algo puedo decir es que hoy, varios años después de haber perdido el contacto definitivamente con la Brasilera, todavía la sueño guiñándome el ojo sin sonreír, golpeándome cariñosamente cuando le hacía algún comentario inapropiado de su país natal, o bailando como una poseída. Y todavía me pregunto que habría pasado si me hubiera ido con ella. Y eso dice mucho de la verdadera naturaleza de mi deseo disfrazado de cariño.

Y digo la Brasilera, y no mi Brasilera, porque con ella me es imposible usar un pronombre posesivo.

Hoy no puedo decir que conozca mas de Brasil que el Cristo de Corcovado, el carnaval de Rio y sus garotas en tanga, a su fútbol y a Xuxa. Pero puedo decir de corazón que, al menos para mí, Brasil definitivamente es mucho mas que eso. Brasil es ella, la manifestación casi etérea de una sensualidad parsimoniosa, la pasión enardecida de unos muslos con olor a crema para manos, y la furia incontenible de una guerrera amazona atrapada en una diosa de ojos azabache. Y es que, supongo, la magia de Brasil esta en su naturaleza poética, salvaje y contradictoria, en su furia calma, en su dulzura amarga, en su serenidad incontrolable. Y es que Brasil es ella, sin lugar a dudas. Brasil es una mujer.

***

11 comentarios:

Asthuriel dijo...

N. del A.: Confieso que la palabra seleccionada para estos 15 días me causó serios dolores de cabeza. Mas de un intento de cuento usando el carnaval de Barranquilla como referencia terminó en el recycle bin. Espero que este resultado no haya acumulado el sentimiento negativo de las pasadas frustraciones, ya que esperaba hacer algo divertido y ligero. Ojalá lo hayan disfrutado.

Jaime Diaz dijo...

Si, se me hace que no es ficción cierto?

Asthuriel dijo...

Es un halago que sugiera que el relato es acerca de una persona real, señor Turín, pero no. Es ficción. Por supuesto, la ficción se nutre mucho de la realidad. Es inevitable.

Aclaro, por si acaso se le pasó por la cabeza que también voy a masturbarme a moteles. ;)

Aretino dijo...

Magnifico cuento. Con este párrafo que envidiaría cualquier afamado escritor mimado por la élite:

Jugaba el ajedrez de la seducción como si tuviera desde el principio mas fichas que su rival y todas fueran reinas. Era estar en un eterno jaque, moviéndose exactamente en la dirección que ella quería, cuando ella quería.
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Encontré problemas fue en el final. Creo que esas reflexiones hay que dejárselas al lector. A mi parecer le quitan el ritmo y toda la magnificencia que traía el cuento, creo que hasta cariño en el antepenúltimo párrafo estaría bien. Un final abierto que dicen los entendidos...

Anónimo dijo...

Oigame este cuento es tan bueno que de verdad parece una vivencia real del autor.

Esto se pusó bueno...

Asthuriel dijo...

Excelente sugerencia, señor Aretino. Releí el cuento quitándole los ultimos dos párrafos, además de ese que dice "Estuvimos juntos varios meses...", y el efecto fue mucho mejor. Pequé por exceso, al cuento le hizo falta un editor.

Kuroko dijo...

Epale! muy buena historia... sencilla y muy real.

Un saludo, Sr. Asthuriel

Alejandro Serafín dijo...

Zinha ha sido una historia perfectamente narrada, con palabras astutas que nos invitaron durante ese mágico trayecto divido en párrafos a ser parte o hasta sentirnos completamente uno de los protagonistas.
Cambiando un poco de tema, jeje, quién no ha leído el Alquimista u Once Minutos aunque pienso que el referente de la escritura brasileira deberaía ser Joaquín Machado de Assis y no Paulho Coelho.
Me encantó esta parte de los prejuicios nacionales, y aludiendo un poco a ella les pregunto amigos qué cuando escuchan México qué les viene a la mente... yo pensaría en TEQUILA :)

Maya dijo...

Bueno, no hay mucho que decir la verdad. Solo felicitar. Este cuento se llevo por delante todos los demás y hay que aceptarlo. Yo no se, pero todo lo recree en mi cabeza como si yo lo hubiera vivido. Excelente. Nada mas que hablar.

Sobre México... *suspiro*
Tacos, Mariachis, Zócalo, Plaza garibaldi, tequila, chescos, no mamen, micros, nopal, PRI, enchiladas, acapulco, telehit, Otro Rollo, Maná, Panda, Molotov, Felipe Calderón, Hernán Cortes, Moctezuma, Cuauhtemoc, Benito Juarez, El Chavo del 8, El Santo, La Virgen de Guadalupe, Posadas, Mole, 16 de Septiembre, Guanajuato, Nuevo leon, Morelos, Puebla,San Luis Potosí, Yucatán, Aztecas, Pirámide del Sol, Mayas, Vicente Fox, Telmex, Peso Mexicano, UNAM, La Quebradita, Pedro Infante, María Felix, La Vogue, Horacio Villalobos, Cantinflas, televisa, TV Azteca, Caritele, Itztapalapa, Jalisco, Prepa, jitomates, camotes, chile, atole, Chichén Itzá, popocatépetl, xochimilco, Plantel 6 "Antonio Caso", JABG y no sigo...

Nop, jamas he ido...

Maya dijo...

OMFG como pude olvidar a los Pumas XD y a Diego Luna y Gael García y a Rafael Marquez, Y Tu mamá tambien, natalia lafourcade, Julieta Venegas... no valgo tres tiras XD ya mejor no sigo la lista :P

Motta dijo...

que buen ala, es sabroso encontrar este tipo de cosillas en el mundo blogger.

me encanta eso del "olor a crema de manos"