4 jul 2007

Historias de Motel

A petición del público y para quienes no lo han leido en mi chuzo: Historias de Motel. Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia :) Acepto criticas constructivas, Domo Arigato ^^



Desde hace tiempo era costumbre verlos en aquel motel. No se sabe a ciencia cierta porque les gustaba tanto ese lugar en particular habiendo otros muchos alrededor con anuncios de neon azules y rojos mas llamativos y brillantes que el que tenía ese. Quizás el ya había estado varias veces allí y a ella no parecía importarle mucho. Llegaban en su carro, él pedía una habitación y ella se deleitaba obervando sus facciones duras, sus labios carnosos y su nariz perfecta.


Les gustaba pasar la mayor parte de la noche acostados, abrazados, mirándose a los ojos sin que nada más pudiera distraerlos; ella le sonreía y él le sonreía de vuelta y en toda la noche no necesitaban nada más. Ella lo acariciaba y él se estremecía mientras le juraba por lo más sagrado que estaba perdidamente enamorado, que su boca era una cosa deliciosa, que sus curvas lo cautivaban y que su corazón latía por y para ella, para nadie más.


Pasada una hora y media, a veces dos, el pedía la cuenta y ambos se vestían entre jugueteos y besos apasionados, entre caricias y te amos susurrados. Regresaban a su auto, el conducía sin poder ocultar la felicidad de tenerle unas horas a su lado, y ella, callaba todo el camino, mientras pensaba que ese hombre era lo mejor que pudo haberle pasado en la vida y apostaría cualquier cosa, a que después de él, no habría nadie igual o por lo menos, nadie que valiera tanto la pena o pudiera siquiera acercarse a lo que él representaba para ella.


Algunas veces, después de ir a buscarla en aquel semáforo donde ella siempre lo esperaba, llegaban al motel y se quedaban horas viendo el reflejo de sus cuerpos en el espejo. Hacían una hermosa pareja y lo sabían. Para ella, verse junto a el, era casi un retrato perfecto de la felicidad, de su felicidad; para él, era estar viviendo un sueño del que no quería despertar.


Esa noche, la noche que ella jamás podrá olvidar, estuvo a las 9:00 P.M. en punto, vestida de negro sólo para él, de pie al lado de aquel semáforo esperandolo llegar para ser feliz otra vez. El apareció puntual y esbozó una ligera sonrisa al sentir el aroma del perfume que tanto le gustaba y le alborotaba las ganas. Ella sonrió con picardía, lo hacía a propósito porque le encantaba seducirlo. Llegaron a su destino, y a diferencia de las demás noches, esa vez hicieron el amor como dos salvajes, sus gemidos eran tan intensos que temían pudieran escucharse en todo el lugar. Ella le enterraba las uñas al compás de sus movimientos, él no podía parar de admirar su cuerpo desnudo siendo penetrado con fuerza. Esa noche, probaron todas las posiciones que ambos imaginaron, y cada una era mejor que la anterior, o quizás todo era consecuencia de los sentimientos involucrados, quizás todo era consecuencia de su amor.


Llegó la hora de irse, él pidió la cuenta; ella se vistió rapidamente y lo abrazó por la espalda mientras él dejaba escapar una pequeña e imperceptible lágrima que removió con sus dedos antes de que ella pudiera darse cuenta. Subieron al auto. Esa noche él no sonreía como las otras noches, esa noche, ella sabía que el no iba a regresar. La dejó en el mismo semáforo y ella se despidió como siempre con un tierno beso en la mejilla, bajó del auto y observó como él se perdía en medio de la oscuridad.


Ella todavía lo espera cada noche de pie junto al semáforo, con la ropa que a él más le gustaba, oliendo a su perfume favorito, con la firme esperanza de que una de esas noches, su auto se detendrá justo en frente de ella, le pedirá disculpas por haberle fallado las noches anteriores y le dará un beso de esos que sólo el podía darle, un beso de esos que la llevaban a otros mundos, a otros lugares, un beso de esos que la llevaban directo a su corazón.

4 comentarios:

Iván R. Sánchez dijo...

Esto mezcla, es mezclado en una proporción extraña. La escritora hace parte de la vida de los lectores lo que le pasa (o parte de ello) y quien lo lee hace parte su vida con la historia, es un sin fin de acoples simultaneos, se logró un buen efecto con este relato. Saludes niña. Lo único que no me gusta es el desorden de los parrafos (Se podría justificar, no?).

Jaime Diaz dijo...

Ya lo habia leido en tu blog, me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

Si ve Mayita, le dije que este cuento iba aquí!

DavidFox dijo...

erai!