1 jul 2007

¡La verdadera Belleza!

picasso espejo

Patricia es de esas mujeres que hacen voltear a todos para admirar su belleza, está acostumbrada a ser el centro de atención admirada por unos envidiada por las otras.

Siempre camina con paso seguro, de forma candenciosa con los pechos desafiantes hacia adelante proyectando su seguridad y causando revuelo por donde pasa. Nadie es indiferente a su presencia, siempre que llega a un recinto todas las miradas se posan en ella, y mientras se desplaza por un salón atestado de gente el silencio de admiración la precede, pero ella siempre segura de si misma actua con naturalidad, sin nervios, con temple.

Entre las mujeres todas comentan y se preguntan cuál es el secreto de Patricia, porque vista desde lejos del influjo de su presencia no pasa de ser una mujer común y silvestre, sin ningún atributo notable que le merezca tanta seguridad en si misma. Hace años es causa de especulaciones y murmullos la fuente de la eterna seguridad que tiene, el desden con que despacha a los mejores partidos de la alta sociedad.

Nunca se ha podido conocer la razón por la que irradia esa belleza que atrapa, que envuelve, que arrolla y vence la resistencia de los hombres, no ha sido conocido el primero que conquiste su corazón, nadie se le mide.

Algunas han llegado a decir que cuando viajó al Amazonas hizó pacto con el mismo demonio, para que le diera esa seguridad arrolladora, otras han llegado a decir que es una puta de alto turmeque, prepago que llaman, otros se han atrevido a inventar aventuras sexuales con ella, pero siempre que ella los ha encarado los ha dejado en ridiculo en frente de todos.

Vana sociedad, falsa hasta el tuetano, incapaz de reconocer la clase, y la distinción de una mujer hermosa por dentro y por fuera, pero apurada por encontrar defectos en ella y buscar explicaciones esotericas a una verdad tan simple, que haría reir y llorar al tiempo a quien la supiera.

Patricia es inmune a la veleidad material y carece de las inseguridades de las demás mujeres simplemente porque jamas, nunca, ni por una única vez, se ha visto en un espejo.


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10 comentarios:

Iván R. Sánchez dijo...

Interesante, esta bueno, pero me parece que le falta algo, no estoy seguro que sea.

Anónimo dijo...

Y como qué crees que le hace falta, porque a mi tampoco me cuadraron varias cosas.

P.S. No me había percatado que la imagen de Maya es igual a la que escogí para este cuento, parece que a ambos nos gustó Picasso para nuestros cuentos, sorry!

Maya dijo...

No prob freewill ^^

Aretino dijo...

Un buen cuento. Nada predecible. Chevre.

Asthuriel dijo...

A mi me gustó el final, inesperado, mas no gratuitamente inesperado. Me puso a pensar en el que tanto la seguirdad en uno mismo se traducirá en atractivo, y en el que tanto dependerá esa seguirdad de si nuestra imagen difiere del estandar social de belleza.

Confieso que tengo cierta predilección por sus cuentos, señor Freewill. Se ha ganado usted un fan.

Klau dijo...

La verdada a mi no me parece que le haga falta algo.... tu tranqui .... me encantó el final... y es que es cierto!!! si no estuvieramos siempre pendientes de lo que la gente dirá fueramos tal vez personas más seguras o confiariamos más en nuestros actos!!!

I liked it!!!

Maya dijo...

Ahora que ya lei, comento. Los espejos son el peor invento de la humanidad. Me encantó el cuento, y creo que lo que le falta son un par de comas y ya. De resto me gustó mucho ^^

Iván R. Sánchez dijo...

Eeeste, el comentario era para el autor, no para la señorita Maya. -_____________- . ;). Es broma.

Jaime Diaz dijo...

Interesante el concepto...

Anónimo dijo...

Gracias a todos por comentar este cuento.

Por cierto, este cuento es dedicado a la belleza femenina que no necesita de espejos para reflejarse. Esten siempre seguras de esa belleza porque ahí esta!