6 jul 2007

INICIACIÓN

A pesar que desde siempre satisfacía la premura de ollas vacías en cualquier casa de la vecindad, pocos lo conocían. Era José, el tendero. Martín, al verlo llegar arrugó la cara pensando que debía descontar plata de la cuota de la Danza y abonársela a la “culebra” que se acercaba. El, sin inmutarse, tomó asiento.

Efraín, el Director, comentó a los más viejos bailadores que José, el cachaco de la tienda, tenía pensado salir con ellos ese Carnaval.

Le miraron recelosos; los más suspicaces arguyeron que era que Efraín le debía al tendero y esta era una forma de pagarle; los demás, rieron al imaginárselo danzar el Gran Sábado a una temperatura de muchos grados de carnaval. Callaron cuando Álvaro trajo el Gran Tótem, la máscara reverencial que había pertenecido al primero de los Fontalvos, talla en madera que simbolizaba la permanencia de la Danza en la memoria de todos.

José la tomó temeroso y, mientras Mingo Perez cantaba sus versos picantes y el ritmo de pajarito entusiasmaba la concurrencia, empezó a moverse con una gracia que hacia muchos años no se veía en ninguno de los danzantes. Había garbo. Había elegancia.

De pronto, en medio de mugidos y saltos del torete, el tendero cayó en la mitad del redondel. Alguien gritó con voz pastosa

-¡Eso es falta de ron!! -.

Todos enmudecieron. Al quitarle la máscara una familia de alacranes se desprendió del rostro amoratado del cachaco y una sonrisa dibujada en espumas daba las gracias por la oportunidad presentada.

8 comentarios:

Jaime Diaz dijo...

Esto es un final sorpresivo... corto, directo al higado!

OBSERVADOR dijo...

Eso fue....¿mala suerte o asesinato premeditado?..en fin, en carnaval todo pasa.

Anónimo dijo...

Pobre cachaco, hombe! Pero murio agradecido el tipo.

Yo también me imagine al pobre cachaco un sabado de carnaval con el sol canicular y no lo pude creer.

jajaja me gusto este cuento!

Iván R. Sánchez dijo...

Jaja, sabía que tendía la cosa a estos deselnaces, pero me gustó de todas maneras.

Anónimo dijo...

Pobre cachaco, si asi nos tratan en el carnaval, mejor ni voy, jejeje, buen cuento, como me gustan a mi.

DavidFox dijo...

Muy bueno el cuento!
De hecho da para una investigación del CTI, pudo ser un complot para asesinar al tendero y no pagarle las deudas.

Anónimo dijo...

Me gustan esos cuentos con finales inesperados!

Aretino dijo...

Gracias a todos por sus comentarios