22 jul 2007

El sueño del Capitan.

Los sueños del capitán asustarían a cualquiera. Despertándose de aquel trance sabría como actuar ante la situación que se avecinaba, la muerte para su tribu llegaría, y él no podía más que advertir a su comunidad que dejara todo en paz en esta tierra de seres humanos, y que se preparara para el gran viaje de kilómetros sin fin y de tiempo eterno. No sabía como explicarles a sus familiares, amigos y conocidos, lo que los dioses le habían hecho ver en sus sueños, el terrible sufrimiento que iban a padecer por una venganza desconocida de un nuevo Dios, que iba a hacer desaparecer la primera tribu humana que había pisado esta tierra de magnánima belleza.

Todo estaba consumado, el nuevo Dios llamado Magnárima había aparecido de repente en el Valle de los Dioses, saliendo de un pantano de nombre impronunciable, mostrando en su piel las heridas que el núcleo caliente de esa tierra grande, le había hecho en su trayecto. Al principio nadie puso atención al nuevo Dios, pero causaba alguna suspicacia sus actos, no hacía lo que normalmente haría un Dios, le daba la espalda a los devenires humanos y se burlaba de los demás dioses haciéndoles creer, que el darle trascendencia a las acciones humanas era síntoma de debilidad, y quien presentara este síntoma debería ser exterminado. Fue con esta amenaza, que los dioses que generalmente estaban muy borrachos para darse cuenta de un forastero, se percataron de la imponencia de Magnárima, era un Dios tres veces más grande que ellos, y lo más impresionante, era que se mantenía sobrio a pesar de todo el polvo de Yopo y el guarapo que los humanos mandaban como tributo a los dioses, por las estupendas cosechas y el bienestar que recibían.

La guerra estaba declarada. Los dioses se dividieron en bandos, unos apoyaban a los humanos y no se resignaban a dejarse acabar por un forastero venido a más sólo por su fuerza, pero eran débiles y su número era muy reducido. Otros no estaban de acuerdo con Magnárima pero no le impedirían hacer su voluntad, tanto en el Valle de los Dioses como en la tierra de los hombres mortales. Y estaban los que apoyaban a Magnárima, por miedo a que les ocurriera algo de lo que no estarían dispuestos a soportar. Después de las primeras amenazas de Magnárima, hubo una tensa calma, pero luego de algunas palabras y situaciones que atentaban contra las costumbres de los dioses, por parte del Dios de los infiernos como lo llamaban algunos, se sabía que la situación explotaría de repente con la destrucción de muchos mundos que los humanos que lograran sobrevivir, sólo podrían ver mucho tiempo después por sus diminutos telescopios llamándoles supernovas.

La batalla inicial y donde finalmente acabaría todo, se llevó a cabo en el Cementerio Arkamarín, donde se llevaba a los dioses que trascendían a otros universos para reinar más allá de la obra del Big Bang, dejando como recuerdo sus últimas pisadas de impulso para el vuelo que les haría dejar el Valle para siempre. Fue allí donde se exterminó la resistencia de los dioses rebeldes, pero más que una batalla, parecía más una masacre. Y mientras Mantorama el Dios más querido por los humanos se desangraba por todos sus poros, envió un mensaje a Absalom que se encontraba en uno de sus trances matutinos, para avisarle que su fin había llegado y que preparara todo en la tierra para el holocausto que se vendría.

Absalom lloraba inconteniblemente noche y día por las noticias que la flor de Yopo le había hecho recibir. Nunca se había sentido más impotente, él el lider más importante que la tribu hubiera tenido jamás, iba a presenciar el fin de su estirpe y el fin de los tiempos como ellos lo conocían. Reunió a toda la tribu, y mandó a llamar a los parientes que se encontraban en los confines del mundo para darles la fatídica noticia del apocalipsis, como lo vendría a llamar una tribu futura de esta misma tierra. Se saludó con todos y cada uno de los asistentes a su maloca, con un abrazo sentido pero breve por la gran cantidad de gente que atendió su llamado, y luego de mambear unas hojas de coca, se dispuso a contarles a todos el motivo de la reunión.

- Los he reunido el día de hoy, para decirles que el mundo se rige por las cuestiones de los dioses, y a pesar de que nosotros hemos sido buenos y complacientes con ellos, hay algunos de los dioses que no estan dispuestos a dejarnos disfrutar de esta tierra. Mantorama se ha comunicado conmigo para avisarme de la venida de un Dios muy malo que acabará con nosotros y que nos hará sufrir lo inimaginable, y yo como capitán de esta comunidad tengo el deber de informarlos y de hacer los preparativos para ese día que está muy cerca.-

Lo único que recibió Absalom por su discurso, fue un silencio inapelable, el único ruido que rompió este momento fulminante, fue el de los sapos del pantano en época de apareamiento, a los cuales les importaba poco la reunión y mucho menos lo que se decía allí, puesto que su único afán era montar a una sapa linda para tener unos lindos renacuajos a quienes enseñarles cuales insectos se debían comer y cuales no, ignorando que su suerte estaba ligada con la de los humanos y que la reunión en la maloca también determinaría su destino.

Después del estupor inicial, hubo toda clase de comentarios, unos decían que el capitán había tenido un mal viaje, otros decían que la flor de Yopo que había aspirado, estaba mal preparada y que lo que había visto Absalom eran sólo alucinaciones pendejas; sin embargo, el guerrero Kantaman uno de los más queridos hijos de Absalom por su fuerza y calidez humana, tomó la palabra y todos oyeron atentamente.

- Padre, has sido el mejor capitan que hemos tenido en centurias, y la gente aquí reunida te debe su admiración por eso, los comentarios que hagan en contra tuya no tienen fundamento, todos sabemos que lo que dices es verdad y que nunca te has equivocado en tus predicciones. Padre mío, ¿que podemos hacer para defendernos? Estoy dispuesto a tomar mis armas y armar un ejército que haga frente a lo que venga a acabarnos.-

- No hijo. - Replicó Absalom. - Lo que viene es algo que supera todas nuestras fuerzas, jamás podremos escapar de nuestro destino, los dioses nos han dado la espalda y ahora tenemos que ser valientes como siempre hemos sido, y soportar lo que nunca hemos soportado. Te agradezco hijo por todo lo que has hecho y cuidado a nuestro pueblo, pero ahora será inútil cualquier esfuerzo que hagamos, te quiero hijo mío y que lástima que no pueda ver a tus hijos crecer como mi abuelo lo hizo conmigo.-

Aquí, las lágrimas de los presentes arreciaron con fuerza, y la reunión se convirtió en un mar de lágrimas que sirvió como despedida acorde a la situación, jamás se volverían a ver por lo menos con su apariencia humana de la cual estaban muy acostumbrados. Todo esto fue muy emotivo, sin embargo Cálamin el único invitado que no sentía sinceras las palabras de Absalom, y que siempre guardó recelo por el poder que tenía este en la tribu, vió la oportunidad de llegar al poder si mataba a Absalom, ya que pensaba que las palabras del capitan eran un síntoma de debilidad causadas tal vez por la edad, o simplemente pensó que era una muestra de desquiciamiento por tantos trances hechos en su vida.

La hora de la muerte ha llegado. Cálamin aprovecho la oscuridad de la noche y el cansancio de los invitados, para arrastrarse sigilosamente al chinchorro del capitan, y allí sin mediación alguna enterro su cuchillo con sevicia una y otra vez por debajo de la tela del chinchorro, hasta que no sintió fluir más sangre y con la sangre derramada en el piso, baño su cuerpo como rito de victoria gritando al mismo tiempo estas palabras que nunca nadie olvidará.

- ¡He matado al emisario del demonio, ahora las premoniciones malditas no se materializarán, de ahora en adelante una nueva era regirá nuestro destino y yo seré su nuevo capitan en los largos y fructíferos años venideros...-

Antes de que Cálamin terminara su discurso de posesión, Kantaman disparó su cerbatana con un dardo envenenado como proyectil, traspasando el cuello del magnicida que aún en el suelo balbuceaba palabras que nadie entendió, y todos vieron esto como un mal augurio, ya que no se tenía recuerdo de una traición en la tribu como la que se había dado, y creyeron ver el primer hecho real que auguraba el fin de sus días.

Absalom aún sentía el dolor de las puñaladas en su espalda, a pesar de estar muy lejos de su cuerpo, se encontraba en lo que los humanos podrían denominar como el infierno. Materiales incandescentes rodeaban el alma de Absalom haciéndole sentir un dolor indescriptible, como se lo había pronosticado Mantorama en su último trance. Absalom lograba soportar el dolor gracias a unas cuantas hojas de coca que llevó consigo para el largo viaje, y se mantuvo en pié sobre el magma caliente que desollaba su alma con el paso del tiempo, mientras pensaba en porqué los dioses permitían que sucediera esto.

Absalom aprendió a vivir en estas condiciones adversas, soportando su desventura gracias a las hojas de coca que mantenía en su boca, olvidando su gran pasado como capitan y recordando en todo momento el motivo que lo llevo allí. La traición de los hombres que no creyeron sus palabras se convirtió en su obsesión, y quería tomar venganza por su crimen y por el sufrimiento al que tenían sometida a su alma. El alma de Absalom ya no tenía forma humana, las continuas heridas que le propinaban las rocas fundidas, hacían que su carne tomara un color como el fuego, y todo esto parecía como cuando se funde el metal para hacerlo más fuerte, su cuerpo se volvió increiblemente duro lo mismo que su interior, y jamás volvería a albergar compasión en su ser.

El comienzo del fin. después de muchos años de largo sufrimiento, Absalom ya no recordaba su nombre, y como su forma era muy alejada de la de los humanos, y extremadamente cercana a la del magma caliente, él se autodenominó Magnárima y se decidió a salir de su encierro milenario para tomar posesión de todos los reinos de los dioses, y especialmente para acabar con la raza humana por la cual sentía un gran desprecio. Aprovechó la tierra lodosa del pantano Kurarin para abrirse paso hasta el Valle de los Dioses y de una manera lenta ascendió para cumplir su destino.

Al llegar a la superficie vió que nada había cambiado, los dioses se mantenían absortos consumiendo las ofrendas de los insignificantes humanos, y mantenían un equilibrio repugnante entre mortales e inmortales, contrastando completamente con lo que quería Magnárima para los humanos, sus enemigos a muerte, deseaba para ellos el doble del sufrimiento padecido por él en el inframundo, dando paso a la guerra que acabaría con la edad de los dioses benévolos. La gran batalla fue en el Cementerio Arkamarin, donde se llevaba a los dioses que trascendían a otros universos para reinar más allá de la obra del Big Bang, allí se masacraron ese día a los dioses ebrios sin compasión, mientras el único que se mantenía herido pero sin desfallecer era Mantorama, Magnárima se acerco a este para darle el golpe final y reconoció en su rostro a quien debía su muerte, era el antiguo Cálamin ahora trascendido en un Dios que quería a los hombres, y que igual que Magnárima había olvidado su pasado humano, pero al verse frente a frente todo fue muy claro, el recuerdo perdido volvió a la mente de cada uno y las palabras finales de Magnárima fueron.

- Parece que otra vez los dioses que reinan más allá del big bang, volvieron a hacer de las suyas.-

Alzó su mazo para dejarlo caer encima del rostro de Mantorama, destruyendo aquella cara que odiaba sin compasión, mientras Mantorama maldecía su suerte al haber avisado a Absalom lo que iba a ocurrir, sin recordar que el mensaje enviado momentos antes daría paso a la noche trágica en que él se convirtió en Dios, provocando la venganza de su propio verdugo en el Valle de los Dioses.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

los dioses se mueren?

Anónimo dijo...

si, trascienden a otro plano superior a ellos.

Aretino dijo...

Hombres que resienten la presencia de los dioses y quieren ser como ellos o peor. buen relato.

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Falto una revisada para lo de los verbos y otros giros, cosas del estilo que dicen

Anónimo dijo...

siempre se le va a uno, uno que otro error.

Dr. Strangelove dijo...

Excelente cuento. En manejo del tiempo es muy bueno. Hubiese querido leer mas detalles de la batalla final, pero asi esta perfecto.

Anónimo dijo...

Si estoy deacuerdo, el cuento esta buenisimo. Me enamore de ciertos detalles, hay un par de cosas que no me parecen, pero el cuento es muy atractivo. Deja muchas cosas para analizar.