Lo escribi para mi blog hoy y cuando lo termine me di cuenta que tenia la palabra "Sueños" por todos lados y aunque mas que ser un cuento es una cronica personal, pues aqui esta:
It's summer, I can taste the salt of the sea
There's a kite blowing out of control on the breeze
I wonder what's gonna happen to you
You wonder what has happened to me...
Alguna vez, cuando tenia 12 años, me caí del techo de la casa de mis padres y me partí mi brazo izquierdo.
Pero eso no es lo que quiero contar, porque ese fue un momento doloroso y allí arriba también fui feliz muchas veces, allí pase incontables tardes de ociosas vacaciones mirando el hermoso cielo azul de una ciudad que empezaba a crecer, allí los domingos cuando todo estaba en silencio y Junior jugaba en el Romelio Martinez lleno alcanzaba a oír el rugido de gol.
Había días de refrescante brisa que olía a árbol de almendras en los que mi hermano y yo nos subíamos a volar cometas que comprabamos en la tienda del cachaco de la esquina, siempre les molificábamos algo y al rato las veíamos compartir felicidad con las pocas aves que volaban alto, con manadas de periquitos que ya no visitan mi cielo, con goleros negros que buscaban comida, con el mismo sol y las nubes. Esa felicidad también era nuestra, la felicidad de dominar un poquito del rebelde viento y sin mas cumplir el sueño de volar a través de un hilo que nos unía con la que para nosotros era la dueña de la eternidad y las alturas.
Pero el tiempo pasó y uno dejó de mirar el cielo con los ojos de niño dispuesto a sorprenderse, a uno le llega la terrible madurez y los sueños, que son eternos, se esconden en el lugar mas perdido del corazón, reprimidos y lloran esperando un regreso que para algunos jamas llega.
Pero a mi me llego.
Mi hijo un sábado por la tarde en la que yo veía Televisión o perdía el tiempo en Internet me alargo una vieja cometa, la había encontrado en casa de un tío y me dijo: ¿Pá, tu sabes volarla?, yo conteste que hacia 20 años que no lo hacia, pero en ese momento todo volvió a mi, la ilusión de ser niño y ser feliz con las cosas simples del mundo, la ilusión de ser el amo del viento.
La limpie, le agregue algo mas de cola y nos fuimos para un parque, mis sueños no me dejaron olvidar, porque se los dije: Los sueños son eternos.
Allí volamos una cometa y es curioso, fui mas feliz cuando mi hijo la volaba el solo, cuando miraba el cielo con los ojos fijos en su ave artificial, no pude evitar saber que somos eternos a través de nuestros hijos, que nuestros sueños no mueren con nosotros ni con el tiempo.
Mis sueños no se guardaban en mi corazón, se guardan en el viento.
*Canción recomendada para hoy: Kite - U2
4 comentarios:
Buen relato. Recordemos que todo cuento, de una u otra manera, tiene su origen en experiencias personales.
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Eso si lo traiciono algo al revivir su niñez; a las cometas se les coloca rabo y no cola.
Hermoso...
Me gustan mucho los cuentos en los que se hace evidente, de manera obvia, como en este, tu historia personal.
Saluditos
Wendy
Por algúna extraña razón, las cosas que de niño hacía y que me divertían a más no poder, ahora las disfruto más cuando son en manos de Zarita, mi hija.
No sabe las ganas que ya me despertó de ir a jugar con los carritos con ella, justo en este preciso momento.
Muchas gracia por el hermoso cuento. Hoy 4 de agosto yo comparti con mis hijos una experiencia similar
Escribire un cuento y te lo enviare
Un fraterno saludo desde Peru.
Tadeo Benavides
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