1 jul 2007

Ahí estás!


Necesitaba que fueran pronto las 6:00 p.m.

El día se me había hecho eterno.. .desde que me levanté, quería que pasara el tiempo rápido y que las cosas del día me entretuvieran a tal punto, que la impaciencia se camuflara.

Estaba nerviosa y afanada, pensaba rápido debido a la prisa con que deseaba que las horas se devoraran el día.

Por fortuna ya eran las 5:00 y estaba a tiempo para recogerlo en el aeropuerto; habíamos quedado en encontrarnos en el café, lejos de la gente que espera a los pasajeros, para estar más tranquilos y podernos dar ese abrazo que nos habíamos prometido mil veces.



“Cálmate, todo saldrá bien. Es cuestión de confiar en tu intuición. No arruinarás este momento que ambos hemos esperado, por los nervios” me dije mirándo mi reflejo en el espejo del baño.
Respiré profundo, me miré detenidamente un buen rato, recordando que había pensado en este instante, casi todos los días desde que comencé a sentir algo diferente hacia él.
Estaba a escasos minutos de verlo y estaba ahí, frente al espejo, ensayando mil sonrisas, algunas miradas y gestos!.

Qué le diré? Cómo lo saludo?


“ Hola!!! Qué tal tu vuelo?”… “Por fin, estás aquí”… Hmmm no…
Me acomodé el cabello, me sudaban las manos, saqué el brillo de labios, me pinté la boca. Antes de salir, me mire en el espejo nuevamente y pensé "Llegó el día".
Miré el reloj y ya era el momento, anunciaban la llegada del vuelo. Mientras desembarcaba tenía algunos minutos para pasar por la capilla del aeropuerto a darle las gracias a Dios por este momento y a pedirle fuerza y cordura.

Salí de la capilla, luego de haber tenido las lágrimas a punto de salir. Me dirigí al café caminando tranquilamente, pero con el corazón en la boca, respirando profundo.. estaba tan nerviosa. Sabía que el también debería estarlo. Habíamos hablado muchas veces de lo que pasaría este día, de cómo lo imaginábamos cada uno a su manera. Me senté en el café y esperé.



Sabía que se acercaba, a pesar de estar a espaldas del corredor, lo intuí, lo sentí, no había una razón lógica para saber que ahí estaba el. Solo sentí un corrientazo que atravesó todo mi cuerpo cuando lo vi con su sonrisa de “Ahí estás”.


Y todo lo que ensayé frente al espejo se me olvidó.


Sonreí instintivamente, el corazón me palpitaba fuerte,aunque prometí que no iba a llorar, fue inevitable. Nos abrazamos mucho tiempo y yo... me quedé sin palabras.


Mientras lo abrazaba y lo sentía igual o más nervioso que yo, me calmé y pensé:

“Valió la pena la espera".

5 comentarios:

Iván R. Sánchez dijo...

Interesante, solo que parece que hay un salto inicial, o no se si era la intención de causar una pequeña diacronía, en fin, no sé. A la final es algo sencillo y con un mensaje claro y bello.

Anónimo dijo...

Me gusto esta historia...totalmente cierta...muchas veces pensamos en decir tantas cosas y cuando vemos a esa persona simplemente...se te olvida todo lo que "ensayaste"....Congrats :D

AntesEraIsabela dijo...

Theraq:

Lo estuve revisando y tuve la misma impresión, traté de arreglarlo. Cuando tengas tiempo nuevamente lo lees y me cuentas.

Gracias por tu opinión.

Saluditos

Wendy

Jaime Diaz dijo...

Wendy hace de una historia sencilla y cotidiana un cuento, ¿como haces para captar la atención y lograr que me guste con algo asi de simple?

Talvez sea eso.

Aretino dijo...

Buen relato, romántico, un poco al estilo de Corin Tellado. ¿Que quien es? Para eso esta Google.

Esa agonía del encuentro, de ir ha lo desconocido a sabiendas que va a ser parte de nuestras vidas nos llena de zozobra y miedo. Eso y mas esta en este relato.