12 jun 2007

Nunca es tarde...

Faltaban exactamente ciento sesenta y ocho horas. Las mismas que se iban a hacer eternas entre el ajetreo de los preparativos y la cabeza aún dando vueltas.

Habían pasado tres años. Que transcurrieron entre el sosiego que brinda la seguridad y el dolor de aquellos recuerdos. Todo había durado unos meses, sin embargo, habían sido los mejores meses de su vida. Ella se sentía cómoda, El encajaba en ella perfectamente. Sincronia total, como las olas del mar. Aún recordaba su olor a hombre, aquel que la
había conquistado y que cada vez que podía buscaba la manera de recordarlo. Ese mismo olor que le calentaba la sangre y la acumulaba en un solo punto de su cuerpo casi perfecto, que la seducia.

Se acercaba el gran día y no paraba de pensar. No se sentía capaz de dar este paso sin antes saber de él. Seguro sabía donde encontrarlo pero, no quería que la duda llegara en este momento. Momento esperado por todos, aunque para ella, era más una historia bien montada en donde la habían colocado sin querer.

Se decidió y lo vio de frente. Y es que le parecía que no habían pasado los años. Se miraron a los ojos y sin decir más, se abrazaron, se regalaron un beso que guardaba el mismo sabor de antaño, ansiosos, reconociéndose de nuevo, fundiéndose en un abrazo que les recordaba que
habían sido el uno del otro y que al final eran y seguían siendo uno solo.

Ella le contó que iba a unir su vida con el hombre perfecto, Él le contó que no había podido olvidarla pero que siempre había sabido que el pasado le hacía daño.

Ella le dijo que aquel hombre perfecto era un espejismo, para ella, siempre había sido Él su hombre perfecto.

Él le dijo que nunca había podido olvidar sus ojos tristes al verla partir, y que al mismo tiempo se le congeló el corazón, y la sangre que se derramaba de pasión por ella nunca más la volvio a sentir.

Revivieron muchos momentos juntos. Risas, llantos. Solo momentos.

Se despidieron, una despedida externa, porque internamente sabían que nunca iban a poder estar lejos el uno del otro. Ya fuera en esta vida, o en otra.

Y ese día llegó.Ella estaba hermosa, radiante ante los ojos de los demàs, pero sus ojos tristes delataban el sentimiento que su corazón sentía. Sintió de nuevo aquel frio en sus entrañas, igual que cuando lo esperaba cada tarde frente a la bahía.

Antes de la ceremonia se presentó ante Ella y en ese momento Ella se dió cuenta que era el momento de abandonar la historia que no le pertenecía y que nunca le perteneció. Que era el momento de vivir la suya propia.

Ahora son felices, Ella no supo que sucedió ese día, Él dejó todo por ella. Pero nada de aquello valía en realidad la pena si no hubieran vuelto a ser uno solo.

7 comentarios:

Migu dijo...

Buena historia...me recuerda un poco a "Before Sunset" creo que asì es el titulo de la segunda parte y la primera se llama "Before Sunshine"......any way....Ella sin El nunca, nunca seràn nada!!!!

Jaime Diaz dijo...

mmm si, cierto.

Maya dijo...

Adoro esas peliculas ^^
Ella sin El no es nada y viceversa. Buena historia Klau ^^

Anónimo dijo...

Hmmmm estoy cerca del final de la historia... tal vez no sea igual, tal vez no sea "vivieron felices para siempre".

Pero ese día en que logre verlo a los ojos, de frente... les contaré.

Me ha encantado la historia.

Saluditos

Wendy

Anónimo dijo...

Creo que tomaron la mejor decisión!, es mejor estar con la que queremos que con la que conviene!

Saludos

Anónimo dijo...

linda historia… ojalá todas esas situaciones terminaran así

Iván R. Sánchez dijo...

Hermoso. Que viva el amor, que yo sin ella no soy nada!.