2 ago 2007

La nostalgia del caimán

No todo es lo que parece,
y no olvides que la verdadera felicidad
está en disfrutar las pequeñas cosas de la vida


Cierto día, a orillas del río Amazonas se encontraba el caimán disfrutando de una soleada tarde en su hamaca cuando escucha una fuerte algarabía que proviene de la cima de un árbol.

Todos sabemos de la calma que caracteriza a los caimanes, parecen flojos pero lo que nadie sabe es que son muy inteligentes.. -¿O porque crees que por mucho que se corra siempre alcanzan a su presa?-

Nuestro personaje, que era muy particular tenia un gran secreto que lo hacia una persona reservada y muy conocedora y como todos los animales de la selva le temían solo había conseguido la sincera amistad de un mono al que no se había comido en una ocasión porque estaba interesado en conocer nuevos sabores

El mono, con sus monerías y sinceridad se había ganado el corazón del caimán a pesar de lo irritante que este podía llegar a ser. Nuestro amigo era algo así como el noticiero de la mañana -por no decir chismoso- y esto era evidente pues siempre había querido ser presentador de noticias del radio noticiero cadena animal.

El caimán que reconoció el ruido que provenía del árbol, abrió su enorme boca al tiempo que sacudía las hojas que habían caído en su cuerpo, mientras escuchaba una voz con aire de reproche que le dice "ya te he dicho que nunca me tragaras porque tengo experiencia saltando entre arboles", a lo que el caimán responde: "erda, viejo mono tu sabes que me dolería mucho verte estrellado contra el suelo" y suelta la carcajada

El mono, acostumbrado al humor tan sarcástico de su amigo caimán le dice: "Vine corriendo a informarte de un animalucho raro que ha llegado de mas allá del otro lado del río, con un acento todo raro y de apellido Alemán, dice que es muy sabio y que tiene la cura para los males de la selva."

El caimán, intrigado salto de la hamaca y se dirigió a la plaza de la selva, un poco más serio de lo normal y con pasos dominantes y seguros, meneaba su cola en señal de amenaza contra el forastero.

Durante todo el camino el caimán pensaba en quien podría ser el charlatán que vino a alterar la tranquilidad de su selva y recordó que del otro lado muy pocas cosas eran tan buenas como lo parecían y que lo importante era la sencillez y la sinceridad; por eso había regresado a la selva aunque ya no era el mismo de antes, porque del otro lado del río conoció otra forma de vida y entendió que el calor de la selva aunque era insoportable era lo único malo de su reino; por eso todos los días se acostaba en su hamaca mirando el río, lleno de nostalgia por la única cosa buena que había conocido del otro lado.

Cuando llegaron a la plaza, el mono chilló y todos abrieron paso mostrando un animal peludo del color del sol con manchas negras que de un salto llego donde estaba el caimán y le dijo: "caimancho, recordé que me dijiste que a pesar de amar tu selva no habían cosas tan buenas como los helados; pensé seria buena idea refrescar un poquito tu selva, así que traje todo lo necesario para alegrarles la vida"

El perro mostrando un raro objeto que terminaba en forma de punta de color barro, que el caimán reconoció inmediatamente, y casi arrebatándolo de sus manos sonrió de una forma que nunca antes había sido vista por los animales de la selva; mostrando así una parte suya que solo sus amigos mono y perro conocían.

Desde entonces en toda la selva se piensa que el cono con helado sabor de chocolate puede alegrarte el día por muy mal y amargado que te encuentres…


Y colorín colorado, tu me debes un helado!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¬¬

Jaime Diaz dijo...

Pues... me dieron ganas de comer helado...

Anónimo dijo...

Yo solía en días de meditación caminar sola y comer helado de chocolate,,., jejeje curioso curioso.

Saluditos

Wendy