Ella un día me dijo que tenia que irse.
Nunca me preparó para eso o mucho menos, siempre me mintió acerca del amor y lo que sentía por mi.
Olvidó noches enteras en las que dormimos juntos, con la seguridad de tenerla a mi lado, con el cansancio después del sexo, con el sudor después de desnudar ansias. Lanzó al olvido todas sus sonrisas dedicadas, todas las palabras que nunca tuvo que expresar, todas las cosas que le escribí y las que nunca llegué a volver letras.
Olvidó que un día me dijo que su corazón era mio por siempre, olvidó todas sus promesas y la felicidad que creí por siempre, olvidó que yo si suelo cumplir lo que digo.
Por eso no me dolió verla gritar, por eso no me importó su dolor insoportable, por eso mientras respirando agitadamente lloraba, amarrada a aquella mesa, le abrí su pecho y su sangre brotó a borbotones.
Entonces no sentí remordimiento alguno, porque cuando saqué su corazón que aun estaba caliente y latía solo le estaba haciendo cumplir su promesa.
Ahora su corazón si es mio por siempre.
Esta guardado en el congelador.
30 jul 2009
Corazón
Narró:
Jaime Diaz
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3 comentarios:
jajaja mundial, estuvo muy bueno Turin, ya es tuya para siempre.
un saludo
exelente, don Túrin, lo hizo de nuevo.
Vaya...me gusto....otra vez ese cruce de sentimiento en tus cuentos.
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