28 abr 2008

Usted

Llega un hombre a la puerta, un hombre mayor de mirada seca y cabello cano, de barba al ras y orejas trigueñas. Un hombre del cual quizás poco se acuerde o no tenga reseñado en su memoria, ese rincón donde el olvido hace de las suyas. Con voz ronca y mirando el vacío me pregunta por usted. Yo le digo que no está, pero insiste en hablar con usted.

Ayer vino un hombre a la casa, estaba de afán, lo noté por su mirada que se cercaba en el vacío, se movía con premura mientras jugaba con las manos en los bolsillos, me preguntó por usted, yo le dije que no estaba que si deseaba dejar algún recado, por supuesto que no dijo nada, se fue pero prometió volver.

La semana pasada un hombre mayor se acercó a la casa y con ganas de descansar tocó a la puerta, le abrí y con asombro me preguntó por usted, yo le dije que no estaba que si deseaba dejarle algún mensaje yo con mucho gusto se le daba, pero él prefirió irse con el mismo cansancio con que llegó.

En horas de la tarde un hombre extraño se acercó a mi puerta preguntando por usted, yo sin saber que responder sólo me limité a explicarle que no estaba, sin pensarlo dos veces insistió pero le hice entender que no, que habías salido y esta era la hora que no llegabas. Tomó sus manos y se fue sin despedirse.

Mi mamá dijo que esta mañana un hombre mayor preguntó por usted, que llegó de afán y que necesitaba mostrarte algo, ella le dijo que no estabas, pero insistió. Prometió volver la semana entrante.


No mas falta que yo llegue mañana a la casa y no estés…

Como siempre huyendo de tu memoria en puertas prestadas.

AV

1 comentario:

Iván R. Sánchez dijo...

Muy bueno; y es que solo falta que...