Creer en el amor es tan estúpido como creer en la hadas.
Allí esta ella, con el corazón roto y la mirada perdida, arregla su pelo y esconde su pena. Se sienta y cruza las piernas, toma una revista en mi sala y la ojea, mira la pared, mira el techo, mira el piso y sus pensamientos la traicionan.
Quiere fumar, pero nunca lo ha hecho, quiere llorar, pero entonces sonríe, la miro y no sabe por donde empezar, le ofrezco un whiskey pero quiere hidromiel, le doy permiso para mentir y engañarse pero no se decide, también le doy para ser sincera pero no lo sera y menos con ella misma.
Le doy permiso para que su imaginación vuele por nubes de vainilla, entre campos de oro y viejas tierras con las que solemos soñar, pero me dice que le aburre la cotidianidad.
Su brillo me deslumbra y su mirada me trastorna, soy un psicólogo particular, con pacientes particulares.
Entonces se levanta, paga la consulta sin reclamar, extiende sus alas y se va volando por la ventana.
A las hadas también les rompen el corazón.
19 ene 2010
Psicoterapia
Narró:
Jaime Diaz
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6 comentarios:
Wow, mortal para el pecho, estuvo buenísimo.
Un abrazo
Hermoso...digno de unas lágrimas...
Auch! Muy bueno Turin, como de costumbre.
A mi me caen bien las hadas, creo en el amor y me gustan los cuentos! Aunque no las vea, me rompan el corazón o no tenga lector, jajaja :D
saludos, te invito a mi blog si me tinca. Ahh está linda la plantilla! *_*
Muy buen cuento... me identifico con él. En mi caso el hada era también psicóloga. Buenos deseos y excelente blog!
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