<Todo se ha ido al traste. El restaurante ya no da ni para comer las sobras que dejan los clientes (Pero si ya no vienen clientes que sobras irán a haber). Es triste ver algo que con tanto esfuerzo fue construido reducido a una pocilga; los rincones sucios del viejo local están llenos de cucarachas que hacen todo un festín al lado de los ratones, robando y tragando lo poco que queda de comestible. Todo por esos políticos de mierda, si tuviera uno enfrente le arrancaría el guargüero, lo cocinaría en salsa y me lo comería enfrente suyo mientras agoniza y se muere del susto ante mi presencia>.
-Ay Lucía, si supieras lo mal que me siento en este momento; creo que es mejor estar muerto.
- Tranquilízate Angel ¿Cómo puedes pensar esas cosas?-Me respondió Lucía al otro lado de la línea -. Mejores tiempos vendrán, míralo como una oportunidad para variar el menú del restaurante, no te puedes dejar vencer por las circunstancias, si quieres yo te ayudo a conseguir nuevas recetas para cocinar verduras. Además a mí no me parece tan malo que prohiban la carne.
Era uno de esos típicos comentarios que solía hacer Lucía, tan inoportunos y con tan poco tacto que Angel se arrepintió inmediatamente de haberla llamado, y después de un lapidario silencio, Angel se despidió desdeñosamente de Lucía con inmensas ganas de no volver a verla, mientras él completamente solo en su restaurante, se tomaba la cabeza y reprimía las lágrimas que salían de sus ojos como deslizándose sobre un tobogán. La idea de tener que dejar su restaurante era algo que le carcomía el corazón, y que lo cambiaría de tal forma que ni Lucía su única compañía durante los años de lucha en el restaurante, lo hubiese podido advertir.
-Ay Lucía, si supieras lo mal que me siento en este momento; creo que es mejor estar muerto.
- Tranquilízate Angel ¿Cómo puedes pensar esas cosas?-Me respondió Lucía al otro lado de la línea -. Mejores tiempos vendrán, míralo como una oportunidad para variar el menú del restaurante, no te puedes dejar vencer por las circunstancias, si quieres yo te ayudo a conseguir nuevas recetas para cocinar verduras. Además a mí no me parece tan malo que prohiban la carne.
Era uno de esos típicos comentarios que solía hacer Lucía, tan inoportunos y con tan poco tacto que Angel se arrepintió inmediatamente de haberla llamado, y después de un lapidario silencio, Angel se despidió desdeñosamente de Lucía con inmensas ganas de no volver a verla, mientras él completamente solo en su restaurante, se tomaba la cabeza y reprimía las lágrimas que salían de sus ojos como deslizándose sobre un tobogán. La idea de tener que dejar su restaurante era algo que le carcomía el corazón, y que lo cambiaría de tal forma que ni Lucía su única compañía durante los años de lucha en el restaurante, lo hubiese podido advertir.
3 comentarios:
Es.... raro.
Muy raro.
Como q le falta algo... Parece mas bien una escena, una introducci�n, que un cuento entero, no?
Claro q esto es solo mi humilde opinion.
definitivamente es un preludio
Que te traes en mente ah?, esto esta como interesante pero me intriga mucho...ummmh. Parece contado por partes pero si vislumbro algo de conexión. Quiero mas de esto!
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