Creer en el amor es tan estúpido como creer en la hadas.
Allí esta ella, con el corazón roto y la mirada perdida, arregla su pelo y esconde su pena. Se sienta y cruza las piernas, toma una revista en mi sala y la ojea, mira la pared, mira el techo, mira el piso y sus pensamientos la traicionan.
Quiere fumar, pero nunca lo ha hecho, quiere llorar, pero entonces sonríe, la miro y no sabe por donde empezar, le ofrezco un whiskey pero quiere hidromiel, le doy permiso para mentir y engañarse pero no se decide, también le doy para ser sincera pero no lo sera y menos con ella misma.
Le doy permiso para que su imaginación vuele por nubes de vainilla, entre campos de oro y viejas tierras con las que solemos soñar, pero me dice que le aburre la cotidianidad.
Su brillo me deslumbra y su mirada me trastorna, soy un psicólogo particular, con pacientes particulares.
Entonces se levanta, paga la consulta sin reclamar, extiende sus alas y se va volando por la ventana.
A las hadas también les rompen el corazón.
19 ene 2010
Psicoterapia
Narró:
Jaime Diaz
Permalink | 6 Escucharon y Hablaron |
Temas: Túrin
Suscribirse a:
Entradas (Atom)