30 dic 2007

Jesús

Un día que Dios estaba distraido, caminando por el mundo, se emborracho y le pago de mas a una puta para acordarse como era eso del sexo... a los 9 meses nacía el hijo del creador.

Dios no lo quiso reconocer, pero su madre sin saberlo y con una gonorrea que le comía las entrañas le puso Jesús.

Jesus creció en la zona cachacal, de una ciudad que llamaron Barranquilla, de la que Dios pronto se olvido y se dedico a todas las cosas que tiene que hacer gente como el, castigar a los infieles y hacer que la vida sea tan mierda como se pueda.

Pero Jesús seria su hijo descarriado, se dio cuenta de su condición divina y empezó a recorrer las calles descalzo, sin bañarse y con barba enmarañada, le contaba a quien quería escuchar que el amor era el motor del mundo, que la felicidad era un estado del alma y que el odio había que sacarlo del corazón.

Cantaba canciones en las esquinas, con voz desafinada contaba historias de viejos mundos, de sueños incomprendidos y de aventuras sin esperanza, se hizo el señor de las causas perdidas y la gente de vez en cuando le daba una moneda.

Por alguna razón mucha gente empezó a escucharlo, sus discípulos fueron tres putas, cuatro viciosos, dos maricas y tres locos que se reunían en el Paseo Bolívar y nos decían que su reino era de este mundo, que Dios se había olvidado de ellos y que debíamos olvidarnos de el, que la bondad no es condición divina, que el amor era humano y que la piedad es un sentimiento mundano.

Gritaba que el pecado era una falacia, que el sexo era la mas grande expresión del amor y que nuestros cuerpos nos pertenecían, mientras empinaba una botella del licor mas barato, después borracho se dormía en cualquier anden hasta el día siguiente.

Pero un día mientras su madre le pegaba venéreas a quien pudiera, mientras su discípulo preferido se drogaba con un frasco de Boxer y mientras yo dormía en mi cama sin soñar, llegaron unos tipos y lo golpearon hasta casi matarlo, allí quedo tirado en la madrugada y se arrastro hasta la Iglesia San Nicolás, allí espero el amanecer o que su padre se diera cuenta de su angustia, pero Dios no se fijo.

Como no se fijaron al día siguiente los comerciantes del lugar, pasaban al lado de el solo quejandose de su olor, Jesús agonizó tres días a pleno sol y sin nadie que le diera una gota de agua, cuando estaba a punto de morir se acerco un policía y el, lleno de mierda que había defecado esos tres días le miro a los ojos, el agente se dio cuenta quien era y trato de levantarlo pero Jesús se negó.

- En verdad te digo que tu estarás conmigo en el reino de los cielos - le dijo antes de morir.

El Policía levanto el cadáver y le costeo el entierro. No hubo curas, ni ceremonias, 12 pelagatos lo acompañaron y dicen que hasta Dios sintió alivio que que se hubiera ido.

El poeta del amor se fue porque es mas fácil creer en un Dios lejano que en nuestra humanidad, es mas fácil creer que alguien nos cuida cuando nosotros mismos no podemos hacerlo, es mas fácil creer en alguien que esta en el reino de los cielos, con toda su gloria y escolta de ángeles, en un imaginario lugar que nunca conoceremos, que en el loco de la esquina, que en alguien como nosotros.

Tres días después al policía se le disparo su arma de dotación y se mato.

12 dic 2007

El Nudo de Sofía

To-morrow, and to-morrow, and to-morrow,
Creeps in this petty pace from day to day,
To the last syllable of recorded time;
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.

Shakespeare, Macbeth Act 5, scene 5, 19–28

Llovía a las 7:00 AM, tome mi maletín mientras oía a mi esposa lavar platos del desayuno, ni un adiós ni un beso de despedida, solo frialdad y ausencia, solo silencio y distancia, de eso salí acompañado y abrí mi paraguas al saludar al celador, ya mi amigo esperaba en su carro para ir al mismo trabajo, a la misma rutina, al mismo sin sentido de tener que ganarse el pan con el sudor de la frente en una oficina en un edificio, en algún lugar donde sentirnos importantes, donde jugar con el dinero de alguien mas para generarle mas riqueza y mas pobreza, jugar con sueños prestando dinero que nadie podrá pagar.

Y allí estaba, bajo la fría lluvia se mojaba una joven en su uniforme de colegio, la mire y casi me resbalé, ella me miro y sentí su calidez recorrer mi cuerpo, sentí que conocía a esa niña, sentí ganas de volver y masturbarme pensando en ella, pues hoy en día era mejor esconderse en el baño y hacerlo que tener sexo con mi mujer, un tempano congelado por el desamor, por nuestro desamor.

Entre al carro, llegue a mi trabajo y todo sucedió igual, igual, nada cambio, todo es lo mismo, todos los días, ni siquiera el clima, frío y lluvia, ni siquiera la gente, autómatas de risas frías y pendientes de números, autómatas sin sueños ni pasiones.

Era de noche cuando regrese y estaba ella sentada en las escaleras, vestía un jean viejo y una camiseta verde, no llevaba chaqueta ni brasier, no tenia maquillaje y su rubio cabello estaba sin peinar, sus ojos negros me miraron y quede paralizado

- Mi nombre es Sofia - dijo y estiro la mano totalmente seria e inexpresiva

Le dije mi nombre y la toque

- ¿Que haces acá afuera?, hace mucho frio - le dije

- Mis padres no estan, no se ha donde han ido, soy Sofia - dijo nuevamente - vivo encima de tu apartamento, creo que nos hemos visto antes

- Si, creo, no te puedes quedar acá, sube, mi esposa te preparara algo de comer, hace mucho frio - le dije, algo aturdido

Abri la puerta y todo estaba oscuro adentro, mi esposa solia salir no se a donde, no se con quien, ni me importaba, tal vez esta noche llegara borracha y me la chupará mientras yo intento dormir y se tragará mi semen como para que yo no le pida sexo despues, tal vez se mate en un accidente de transito, me da lo mismo, es igual.

Le explique a Sofia y le dije que se sentara, que le iba a preparar algo de comer, un sandwich de jamón y queso y un vaso de leche, ella comio en silencio, de repente oi gritos arriba.

- ¿No es de tu apartamento? - le dije

Ella asintio

- ¿Tus padres?

- Si, lo siento, me voy - dijo ella

- No es necesario, esperemos que todo se calme

- Nada se calma nunca, todo siempre es asi, nadie cambia, nadie, todo permanece igual - me djjo

La mire y senti su tristeza, su soledad y quise abrazarla, pero estabamos en la mitad de una ciudad sin corazón, nadie se abraza, nadie se quiere.

Empece a desatar mi corbata.

- ¿Cuantos nudos de corbata sabes hacer? - me pregunto

- Uno

- ¿Me enseñas? - dijo y la vi sonreir

- Claro

Al rato lo sabia hacer

- Ahora yo te voy a enseñar uno a ti, prestame una cuerda - me dijo

Consegui una y empece a mirarla, al rato tenia un nudo para la horca

- ¿Porque sabes hacer ese nudo? - le dije

- Es bonito, algo dificil pero bonito, ademas es tragico, que mas tragico que aquello que haces para a muerte, eso que toma nuestra vida y se la lleva... me gusta pensar en este nudo, me gusta - contesto mirandome fijamente

La mire un rato mientras ella se ponia de pie, el piso de arriba estaba en silencio.

- Me voy - dijo

La vi partir mientras yo me arropaba con mi soledad, me refugiaba en mi desencanto y me escudaba tras mis sueños rotos.

Me desperte al día siguiente mientras mi esposa roncaba, al rato estaba anudando mi corbata y vi el nudo de Sofia, lo toque y me imagine que era su piel, una piel que duele y palpita, una piel suave y de rosas, una piel.

Sali presuroso y me cruce en las escaleras con dos policias, abajo vi las luces de una ambulancia y el portero me miro preocupado, lo mire sin preguntar nada.

- La niña del segundo piso, se ahorco anoche en su habitación.

La sensación de ese momento no la puedo describir en palabras, tal vez deberia dejar esta historia hasta acá, porque seguramente quien me lea no podra entenderme, entender lo que despues me dijo el celador, entender como senti que Sofia, colgada de alguna viga de su apartamento me parecio valiente y soñadora, que su felicidad inalcanzable le habia llegado, que su color morado y su lengua afuera, tal vez no demostraran su estado de conciencia, su sueño realizado y el escape a una muerte eterna, una muerte en vida, una muerte que significa el vivir vacio.

- Dejo una nota, decia: Por la ausencia - me dijo

Ese día fue igual, nada cambia, nada, el mundo gira y nosotros con el, cuando llegué a mi oscura casa esa noche me senté frente a mi computador y empecé a escribir esto, descubrí que yo no quiero girar, que me quiero quedar, que la ausencia de Sofia es mi ausencia, que este nudo, el nudo que ella me hizo, es mi escape, mi adios y mi bienvenida, mi muerte y mi vida, que en algún lugar mas alla del tiempo yo la vere sonreir y no habras mas vacios, solo felicidad.

No me despido de nadie, solo de mi mismo.

11 dic 2007

Mega Histora Conjunta


- TERCERA PARTE -


Ya se vislumbraba la noche de jueves de octubre en “Billares Lima “Julieta se dignaba a cargarle la borrachera como de costumbre esos últimos siete días a Ricardo este ya en un estado de medio borracho y alborotado hijueputiaba a Julieta, no se entendía por que una nena medio conservadora y de buena familia se enredaba con un tipo que lo único que sabia era jugar billar para perder. Los compañeros aseguraban que era que estaba medio (enculada) como se dice en el argot popular. Ya tirándose como a eso de la media noche y estos dos siendo los últimos clientes don Antonio detrás de su bigote blancuzco con algunos visos negros y una gripa permanente grita:

- Carmela cerremos de una puta vez este billar a ver si logro descansar y deje así que mañana limpia.

Por otro lado Diego no profundamente dormido examinaba lo que le había sucedido con aquella mujer sus pensamientos trastornados de juventud y clímax presionaban violentamente sus sentidos, por primera vez aquel pequeño niño experimentaba lo que era la sexualidad. A la mañana de el viernes diego despierta asustado tras un sueño de pasión y lujuria enredado en la sabanas siente un frió arrollador que contrae sus músculos e inmediatamente lo pone a titilar, se levanta y nota que su cama esta mojada (un sueño deliciosamente muy húmedo)

Como de costumbre Diego roba canicas, juega, gana dinero, pasa por el billar mira a Carmela y así sucesivamente transcurren los días, ya llevaba cierto dinero guardado, lo que no sabían nadie era que esta mujer había cambiado totalmente los pensamientos de un joven que aun seguía siendo inocente.

Un día como cualquiera donde Ricardo y Julieta ya estaban incursionando otra borrachera y aun mas se le agregaba maltrato ya que este tipo se volvió agresivo e insultaba y golpeaba a Julieta. Y Carmela ya mamada de que este niño pasara y entupidamente anonadado se quedara mirándola por un buen par de horas iniciaban la rutina en los billares.

Y si, justamente Diego hace su rutina diaria pero esta vez se escapo mucho mas temprano de lo normal como a eso de las 5:00 de la tarde este día iba hacer totalmente diferente Diego alcanzaría el valor para hablar con Carmela he invitarla con las pocas monedas que tenia a una buena y grande gaseosa colombiana, Paradójicamente el par de chicos de once que ya había visto salían por el mismo callejón encontrandocen de frente con Diego este sin guardar prisa seguía su trayecto hacia donde la mujer morena de ojos ámbar.

Una cuadra antes de voltear para llegar al “billar lima” los chicos de once cogen a Diego por la espalda atrancándolo, lo golpean y dejándolo muy mal herido en el piso se escapan.


Continuara .............

5 dic 2007

Sin Título

Sentado en estado de letargo, sexy y barrigón, con maletín de cuero en mano derecha y pucho de canela en los secos labios. Trasnochado, desesperado, en sala de espera y con el alma a ritmo de hilo dental. Colonia de alcohol de menta sobre su peludo pecho, zapato mocasín con moneda falsa en su lengüeta, mirada de niño de colegio sobre la nariz, párpados manchados de noches de fuga y almohadas húmedas, pantalón largo, blanco, viejo y sucio, camisa guayabera azul con los tres botones iníciales sin adjuntar, todo un modelo de polideportivo local.

Sentada en estado desesperación, sexy y delgada, con blusa azul sin lavar, sandalias color dorado al borde de la cama, cabello sin cepillar, ondulado de tanto halar contra su nuca, frente con marcas de acné y sin ser levantada, nariz con manchas de sangre, senos caídos por la violencia de la soledad, piernas sin tres días de depilación, desnuda y sin amante que la abrace se estira lentamente sobre un juego de sábanas grises que han servido como altar en un cortejo de cabras y bueyes.

Cualquier octubre sirve de ocasión para cualquier transeúnte que al dejarse tentar por una tarde de café con amigos se desvive por hablar en ocasiones más allá de lo que la conciencia le reprocha, sirve para caminar en centros comerciales y antojarse en las vitrinas de los centavos que visten y muelen a los maniquís, yeso molido o yeso moldeado sirve para lo mismo, para colgar ropa en vitrinas. Con su maletín, después de comer y beber se dispone a caminar tras rejas de decepción, se concentra en esquinas, se acomoda en bancas, se pavonea en almacenes de ropa, se expone ante la indignación ajena con su glorioso atuendo, le suda cada axila al ritmo de la respiración, se le brota la quijada de aquel néctar lleno de grasa consecuencia de una mala alimentación, se entrega en pasillos sin virar a un lado o a otro para sumergirse en esas soledades que su dinero y su simbólica presencia le permiten. Un vigilante de seguridad, sujeto de corbata y camisa del mismo color pero con tonalidades diferentes revisa los pasos del caballero aquel, le saluda con la amabilidad del vecindario, le brinda un espacio en la fila de sustitutos y le propone tomar la caja rápida.
Lento, lleno de sudor y con un brillante reloj rodeado de bellos en la muñeca entrega el maletín al joven cajero del Banco, sí, del banco. Revisa el conteo de billetes y sonríe con un placer propio de jóvenes y criminales, se desvive por llegar a la cita pactada, inclusive insiste al joven cajero apurar su conteo y su respectivo ritual de aprobación, como siempre, una papeleta llena de sellos y firmas da constancia de un negocia aprobado, le permite dar paz al transeúnte sexy y barrigón, quién apresurando el paso retorna a su nostálgica travesía, allí, donde la nostalgia alquila un techo para hacer de la suyas lo esperan dos morenos, uno mueco, uno flaco de estatura promedio, una rubia de senos copa D y un pequeño aprendiz de marihuanero, todos juntos haciendo oda al crimen organizado, a esas familias que sólo viven para matarse entre ellas, con ansiedad y bravura le esperan.

Cae el sol con la misma depresión con que la blusa azul fue sometida al sudor de un cuerpo mal elaborado, mal administrado y dejado en condiciones llenas de cerveza y tabaco, nuestro caminante hace presencia en una casa de dos pisos, vieja, fea y en mal estado, ansioso por encontrar a sus jueces entra desesperado para dar constancia de que el pago se ha efectuado de manera provechosa y ausente de sospecha, lastimosamente y para su débil estado de gracia sólo encuentra, en la habitación, al fondo, sin ropa, con uñas postizas, las sandalias al lado de la puerta del baño, la blusa bajo el borde de la cama, dos copas aguardienteras en el suelo, un cenicero lleno de colillas, un cabello maltratado y con rasgos de sangre, una mujer no mayor a los dieciocho marzos de existencia, con el tabique señalando al occidente, con la mirada buscando la paz eterna y el pulso sanguíneo estancado en un hematoma propio de un artista, creado para dejar huella y manchar conciencias.

Sexy y barrigón, arrodillado y con el rostro frente a frente con el suelo, con la quijada temblando y las rodillas vibrando de odio y dolor. Había olvidado que la Ausencia del tiempo era más peligrosa que la presencia de billetes y esperanzas, el pacto se había cerrado trece minutos atrás con la muerte de su pequeña hija, los captores, al no recibir noticias del pago sugerido y viendo la tardanza del barrigón transeúnte dejaron en el filo de la muerte la decisión de cerrar toda posibilidad de canje y esperanza.

Sólo aquellos que sufren la ausencia del tiempo en esos pasos que de transeúntes vuelven sedentarios, comprenden el valor de la ausencia y sus excesos, excesos que siempre son sinónimo de dolor y sufrimiento.

FIN.

3 dic 2007

Palabra nueva...

¡¡Ahora sí escribo!!!
Se acabó la universidad por el semestre.. Y por cierto me fue bien; así que acá dejo la palabra que tengo pensada:

Ausencia

Si ya está, me avisan a ver si la cambio.